domingo, 26 de febrero de 2012

RECORDANDO A GUERRITA con sus anécdotas y dichos a los 71 años de su muerte

Córdoba el 6 de marzo de 1862 en el Barrio del Matadero Viejo o de la Merced, muere en Córdoba el 21 de febrero de 1941, siendo sepultado en el Cementerio de Nuestra Señora de la Salud.
Está considerado como uno de los Califas del toreo: Lagartigo, Guerrita, Manolete, Manuel Benítez "El Cordobés"

Anécdotas y Dichos

La anécdota que se relata es un detalle de cómo los clásicos cordobeses hablaban cuando nada hay que decir. Estaba el "El Guerrita" en el Club que llevaba su nombre con unos cuantos amigos toreros y subalternos, era el mes de julio y hacia un calor sofocante, propio de Córdoba. "Rafael" se quitó el sombrero de ala ancha, se sacó un pañuelo y se secó el sudor de la calva y añadió: -Vaya un "caló" que "jace"; todos callaron, pasado un rato se oyó la voz bronca del "Zurito" que decía, -Si que "jace" "caló"; se produjo otro silencio prolongado. El piquero "Catalino" cogiendo un vaso de agua bebió un trago, se limpió la boca con los dedos de la mano y añadió: - "Po" si "señó" que "jace" mucho "caló".
Cuando comenzó a triunfar Juan Belmonte con su torero, mediante el cual, se metía en terrenos del toro muy arriesgados, alguien llegó al “Guerra” hablándole del sevillano diciendo: -Belmonte “j´a” roto con las reglas del toreo, “pue, j´a realizao” la proeza de “da sais” verónicas y la media sin enmendarse. "Rafaé" de mi “j´arma” sin enmendarse. El Guerrita respondió: - Tu “esta bebio”... Eso no “pue sé” te lo dice Rafael Guerra Bejarano. Unas semanas después fue Rafael a la plaza sevillana a ver a Juan; éste repitió la misma faena, a lo que El Guerra comentó posteriormente: -“Pue” sí puede "sé"¡pero no “pue sé”!. Porque lo que no “pue sé” además es...¡imposible!. No le entraba en la cabeza al maestro lo que había visto. No llegó a captar que Belmonte había traído a la lidia una auténtica revolución. Este comentario realizado en el Club Guerrita lo terminó el califa diciendo una de sus sentencias: - Ve pronto "j´a" verlo que ese es carne de "mataero". Por suerte no se verificó el lacónico dicho del Guerrita.


Panteón
Al despedirse el “Guerrita” en su última corrida de Madrid el 11 de junio de 1899 lidiándose reses de la viuda de Concha Sierra, se dirigió a varios amigos que ocupaban asiento en la barrera y le dijo: -Voy a matar un toro "pa" que ustedes se enteren que será el último que me verán matar. Solo, en los terrenos del tendio nueve, fijos los pies y alargando los brazos con supremo arte recogiendo con la muleta, entró a matar entregándose materialmente, metiendo el estoque hasta la empuñadura en el morrillo del morlaco, saliendo suspendido por la ingle. El toro cayó fulminado como si hubiera sido arroyado por un rayo; la muchedumbre enloquecida arranco con una ovación estruendosa y "Guerrita" dijo: -"Má legro veros güenos". Y cogiendo el capote se fue. Ya no volvió a pisar jamás el ruedo madrileño.
El Guerra con su sabiduría, sabía valorar la fortuna que había ganado con los toros y en voz alta decía para sí mismo. -Rafael ya tienes "pa comé" y eso a porción de pobres nos "güelve" locos de envidia".
El Guerrita acostumbraba a mezclar en sus conversaciones términos taurinos, siempre aplicables, que definían su carácter. Padecía un tumor maligno en el cuello y presintiendo su final le repondió a un amigo que le pregunto sobre su salud: - Mal, muy mal. "Pa" mí que este toro que tengo "agarro" al "pescuezo" me va a "da" la "corná" definitiva. Y a si fue.
Le preguntaron por el estado grave de Rafael Molina Sánchez "Lagartijo". El Guerra con un toco preocupado y contundente dijo:"No le digo a "osté" más que una cosa, y es que, le andan las moscas por la cara y no se las quita. Por ahí podrá "osté" calculá cómo está. "Pa" mí que el pobre no vive un mes".
Estando en Madrid El Guerra solía dar fiestas en un hotel donde se alojaba, a las cuales iban periodistas, personas relacionadas con el arte y la cultura. En una de ellas le presentaron al pensador José Ortega y Gasset como filósofo, el maestro taurino sorprendido preguntó: -¿Filósofo?, y ¿eso qué es?. Uno de los contertulios le explicó que se trastaba de una profesión donde se trabajaba con ideas y pensamientos. Rafael algo perplejo dijo una de sus sentencias más famosas: - "j´ay" gente "pa" "to".
En su última corrida en la Plaza de Toros de Zaragoza, mientras el torero El Algabeño desarrollaba una vulgar faena de muleta empezaron a oírse en los tendidos gritos de "¡Aprende,Guerrita!", a lo que contestó; "Que aprenda yo, ¿de eso?". Se dice que al despedirse de su cuadrilla lloró como un niño, exclamando: -Yo no me voy de los ruedos, me echan.
El rey Alfonso XIII solía ir de caza a una finca del marqués del Merito en Córdoba. Se invitó al "Guerra" para compartir con el rey dicha cacería. Se cuenta, que Rafael se presentó a caballo con un chaquetón que usaba el torero para el campo forrado de rojo por dentro. Cuando llegó e hizo los saludos pertinente, el rey le dijo: -Rafael, cuando te ví venir de lejos le pregunté al marqués, ¿quién es ese señor que viene allí con eso colorado? ¿No será un obispo? El Guerra que no se cortaba ni delante del rey, le respondió: -Majestad, ¡que obispo ni que cuerno...! ¡En lo mío "j´e sio" yo el Papa!. Comentan que el rey el dijo: -Rafael que golpes tienes...
Andaba la Guardia Civil buscando al Guerra por orden del Ministro de Gobernación para que se presentara en Madrid con objeto de participar en un festejo, donde iban a asistir unos reyes extranjeros. Rafael estaba recluído en su finca de "Cuevas Bajas" y allí se presentó la benemérita. El aperador asustado fue al cuarto donde dormía el Guerra, lo despertó, y le dijo: -Maestro, ahi le busca la pareja, y dicen que no se van sin "osté" por "na" del mundo. A lo que respondió Rafael, con tono zumbón: - ¿Pero es que "man dao" los tres avisos?
Se comentaba, que cuando El Guerra era aún un chavalón y estaba comenzando a dar los primeros capotazos en el toreo, se cruzaba con Lagartijo por la calle le decía:- "Baya "osté" con "Dió, señó Rafae".
Estando El Guerra ya recluído en su casa de la Calle Góngora por motivo de la enfermedad que lo llevaría a la muerte, su esposa le compró un batín de seda, pues consideraba, que por las numerosas visitas recibidas debería estar presentable. Rafael se resistía, pues consideraba que aquella prenda era afeminada. Llegó un día su íntimo amigo Luis de las Morenas y se desahogó con él sobre el tema del batín, a la vez que cogía la prenda por la solapa diciéndole: - Qué pena Luis, “toa” la vida presumiendo de macho con mi traje flamenco, "pa" terminar muriendo “vestió” de marica.
Toreando en Madrid el Guerrita liquidó a un toro con una estocada majestuosa, de las pocas que se ven en los ruedos. La plaza entera dio una ovación estruendosa, cuando se calmó el público un espectador de barrera le dijo: Mata monos. A lo que Rafael en una reacción propia de su carácter le contestó en voz alta para que lo oyera el respetable: - "Pos entodavía" no te "j´e matao" a ti.
Llevaba un tiempo Guerrita sin torear en Madrid y los periodista le preguntaron que para cuando la próxima corrida, a lo que contesto El Guerra. “Pa” San Isidro. Un reportero recogió la noticia mal interpretada en ese “Pa”, pues dedujo que era “para echárselo al Santo”. Escribió un comentario lleno incidia hacia el califa, de manera que levantó una gran polvareda en contra del Guerra, tanto, que cuando la gente iba entrando a la plaza le iban entregando unos pitos de madera -propaganda de una marca conocida- con objeto de recibir al Guerra, con una pitada que llegara hasta la Puerta del Sol. Y así sucedió. Un subalterno de la cuadrilla dirigiéndose a Rafael le dijo: - Maestro, esto está, que arde”. A lo que El Guerra contesto: - En cuando empiece la faena "to" esos pitos se lo meten en otro sitio. Y así sucedió.
Toreando Guerrita en Santander se le presentó por la mañana en el hotel un revistero pidiéndole una cantidad de dinero para hacerle un buen reportaje. El Guerra le dijo que volviera cuando estuviera vistiéndose de luces, y así fue. Al verlo el califa le mostró el traje de luces de un banderillero diciéndole: -Yo no regateo el dinero al que quiere trabajar; vístete con este traje y sal "pa" poner los palos a mis toros, que ese dinero que "pies" se lo doy a los de mi cuadrilla en "ca corría", que así se lo ganan "j´onradamente".
Se encerró “Joselito” el “Gallo” con seis toros como único lidiador en la plaza de toros de Andújar. Se encontraba como espectador “Guerrita” a quien el sevillano le brindó uno toro. Cuando estaba estoqueando con gran maestría fue alcanzado por el astado, aunque la cogida no tuvo consecuencia ninguna. Llegó a la barrera diciendo “Joselito”: -¡A ver si es así como se matan los toros! En la fonda donde se hospedan ambos ,“Guerrita” le habló a “Joselito” con cierto reproche por su demasiada entrega en la estocada diciéndole: -Mira que eres tonto, ¿te vas a dejar matar por un toro en una plaza de pueblo?. A lo contestó el “Gallito”: - "E" que en ese pueblo estaba “osté”, y a “oste” le “j´abía brindao” la muerte de ese quinto toro. Respondiéndole el “Guerra”: — A ver si te crees que si no eres tu "er" que “atoreabas” en Andújar “ j´ubiese venio.” ¡Cualquiera me saca a mí de Córdoba!.
Se iba a celebrar una corrida en Madrid y “El Guerra” fue a ver los toros que se lidiaban, observó que el lote había un toro llamado “Cocinero”, castaño, ojinegro y cornalón de agujas que destacaba sobre los demás por sus defensas descomunales, el diestro creía que aquel toro rompía por completo la armonía y el trapío del resto de la manada. Rafael, se dirigió al representante de la ganadería pidiéndole: -aparta ese morlaco, que no me importa matarlo gustoso en otra plaza. El ganadero se negó en rotundo al ruego del “Guerrita” diciéndolo con cara destemplada. -A usted debe importante poco ese apartado, porque ese toro no viene para usted. El Guerra picado por la contestación del ganadero le dijo: - oiga “oste”, bien o mal, en mucho o poco tiempo, yo mato ese toro con otro que “osté” le ponga encima, y si me aprieta “osté” mato los dos colocándose "er ganaero encima del segundo. Así que "er" toro lo mato esta tarde, por tanto exijo que me lo echen er primero. Se verificó lo dicho, “Guerrita” supo lidiar a aquel astado descomunal hundiéndole el estoque hasta la empuñadura, desplomándose rápidamente en el albero. La ovación del respetable fue de las más sonadas de cuantas se recuerdan en la historia torera del Califa.
Entre el “Espartero” y el “Guerra” no había competencia mal intencionada, es más, se estimaban profundamente. Ocurrió, que una feria de Sevilla mató Rafael a un toro recibiendo.Manuel le dijo riéndose -¡Adió Costiyare!. A lo que el “Guerrita” contestó riéndose también: -Hombre Costiyare no, que ese fue el inventor "er" volapié. Di José Reondo, que "é er" que "resibia". La respuesta del “Espartero” no se hizo esperar:- "E verdá". ¡"Adió José Reondo"!. Los dos se separaron riéndose a carcajada plena.
Alguien le preguntó al "Guerra" sobre los inicio de Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete" a lo que contestó: -"Paece quer" chiquillo de "Manolete" tiene güenas maneras". ¡Me alegro, hombre!. Dicen que no le duelen las "cornás". Lo "vei ostedes". "ezo está bien, pa comenza".
Narciso Gálvez de la Rosa “Guerrilla”, el que fuera una gran peón de brega, cuando estaba en sus comienzos, esperó al “Guerra” a que saliera del Club de su nombre. Narciso abordó al "Guerra" y el dijo: -Don Rafael yo quiero ser torero y quiero ir mañana a la tienta que tiene en su finca de Las Cuevas . "El Guerra" le preguntó: -¿como es tu mote? . Marciso y le dijo: -"Guerrilla" . A lo que contestó el maestro: -¡Hombre tengo aguien que me sucea!. Güeno, pue mañana tespero . Al día siguiente, el muchacho entró a la finca con los invitados, de forma que no se hizo ver. Cuando iban a empezar la capea pregunto "El Guerra" : - ¿ adonde está el que va segui mi nombre? Apareció al instante el muchacho algo cortado. "El Guerra" mirándolo le dijo: - Cuando yo convio a uno a mi casa no es pa que se queé en la paé danfrente. Tuvo el “Guerrilla” un percance al darle un puntazo el becerro que toreaba, de forma que tuvieron que asistirle allí mismo, trasladándolo posteriormente a su casa. Cuando se estaba reponiendo de la herida y estando encamado, un día apareció en su humilde casa “El Guerra” para ver como mejoraba el muchacho. Estuvo Rafael animándole y cuando estaba despidiéndose le dejo encima de la mesilla de noche 4000 reales y le dijo: -Toma ezo, es tu paga, tómala pa meicina y pa que compres los trastos damatar.
Contaba Antonio Bienvenida, que su padre (llamado el Papa Negro) le presentó a “Guerrita” en el Hotel Inglaterra de Sevilla, en el cual se hospedaba con motivo de una visita a la ciudad Hispalense en razón a unos reconocimientos médicos. Pues bien, Bienvenida dijo lo siguiente: -El Guerra tenía buen son, vestía de corto de una forma impecable. Era un hombre de empaque, propio de un patriarca del toreo. Mi padre me contaba cosas del Guerra delante de éste para que él mismo atestiguara lo que siempre nos había contado. Después de algunos comentarios terminó diciendo Rafael: - Niño pa que segui recoando cosas pasa. Continuó Antonio Bienvenida su comentario diciendo:-Se levantó el "Guerra" para irse a su habitación, subió las escaleras como si fuera un chaval de veinte años. Con agilidad y presumiendo de que podía hacerlo. Al llegar arriba, creyendo que ya no le veíamos, cambio el ritmo y se derrumbó siguiendo andando bastante encogido, puesto que era un hombre vencido por los años. Así mantuvo “Guerrita” el tipo hasta su muerte.
Conversando el "Guerra" con Joselito el "Gallo", el cordobés le dijo al sevillano: - Con lo figura que eres yo le hubiera "dao" un buen revolcón a tu paisano "Belmonte". A lo que Joselito le respondió: -Rafaé, yo puedo "triunfa" en noventa "corrías", pero él con cinco triunfos me supera en demasía. Al "Guerrita" le costaba asumir la revolución que Juan Belmonte estaba dado a la fiesta.
En la Maestranza de Sevilla, cuando iban a hacer el paseillo el “Guerrita” y “El Espartero”; se oyó desde el tendido una voz provocadora hacia el cordobés, diciendo: -“Manolillo de los dos eres el mejor”. A lo que respondió “El Guerra” con altivez: -¡ El "mejo" soy yo, y ahí están encerraos" los testigos ¡. Aquella tarde, Rafael nuevamente demostró su maestría torera con un gran triunfo.
Al Guerra le llegó la noticia de la muerte de Joselito “El Gallo” estando en su club. Al principio no se lo podía creer, pero se lo confirmaron con un telégrama. El Guerra le unía una entrañable amistad con el sevillano y así manifestó su condolencia a los amigos allí reunidos: - Con la muerte de José le "j´an quitao” el tipo al toreo. Se despidió de de los presentes visiblemente emocionado, marchando a su casa de la calle Góngora.
Una vez fue “Guerrita” a inaugurar una plaza de toros en una población española. En la fonda donde se hospedaba había un gato que se llamaba “Reverte”, como su rival. El cordobés le molestaba la popularidad del diestro sevillano, tanto, que lo nombraba con el apelativo “no te tires”, de la misma forma como comienza la letra de una seguidilla. Pues bien, al ver Rafael como llamaban al gato dijo: - Aquí "entoavía" no han visto "atorear" a “no te tires” y ya le ponen su nombre al gato.
Estando Rafael Guerra en la tertulia del Club de su nombre, uno le preguntó: -Rafael, después tuya, quien ha sido el mejor torero. A lo que respondió con unas sentencia y juicio que definían su personalidad. -Después de mí, "naide" y después de "naide", Fuentes. Con lo que terminó la conversación con estas lacónicas palabras: -Yo fui el mejor toreo de mi tiempo.
Guerrita conocía las reses como nadie, el decía: -"J´an conodio" las reses igual que yo dos toreros. Ante que yo, "Curro Cuchares", y después mía, "Joselito el Gallo". Tanto era su conocimiento, que siendo en su tiempo la principal figura del toreo, obligó a los ganaderos a cruzar los toros para que la lidia se adaptara a formas más vistosas, con ello transformó el arte de picar los toros. Se comentaba que todo empezó cuando dio la orden a su piquero de que "enganchara" el toro al caballo: -¡Déjalo... ¡Déjalo que romance en la jaca, que así perderá fuerza....!
Muchas veces El Guerrita en cordial conversación en el Club de su nombre, solía lanzar una frase que eran una auténtica sentencia y al mismo tiempo un reflejo de lo que fue su vida: -Un "j´ombre" de veras, alcanza siempre lo que se propone; "to" es cuestión de querer.
El Guerra lidió unos toros de la gandería de Rafael Molina Sánchez, que salieron mansurrones y de embestidas peligrosas, al terminar se acercó a la barrera y allí estaba "Lagartijo". El Guerra de una forma resolutiva se dirigirió a éste y le dijo: -"Estos" bueyes lo "j´estoqueao, pero en la próxima "corría" bajas tú a matarlos.
Cuando se retiró el Guerra un amigo le preguntó: -Rafael tendrás pena por no torear. El Guerrita dijo una frase cortar y contundente. -La pena es vuestra que no me vais a ver "atorear" más.
Alguien le preguntó al Guerra que le había parecido la alternativa conjunta de los toreros cordobeses "Machaquito" y "Lagartijo Chico" en Madrid. Contestó con uno de sus dichos: -Eso son cosas de chavales. El interrogador le insistió preguntándole cual cría era el mejor de los dos. A lo que le respondió: -Parece que el hijo de "Juan Molina" tiene estilo y apunta bien.
Un día se encontró con Rafael González Madrid "Machaquito", viendo el estilo que el nuevo torero iba tomado el dijo: -Niño, "j´ay" que seguír así y "er" campo "to" es tuyo....
En una de las visitas que hizo el “Guerra” a Madrid en los años veinte, paseaba con unos amigos portando su traje corto y sombrero de ala ancha. Al pasar por una terraza de un lujoso bar de la Gran Via, uno de los acompañante le dijo: - Rafael, ahí está el “Fortuna” (Diego Mazquiarán, torero que trifunfaba en los ruedos por aquel tiempo). El Califa lo miró de una forma socarrona y dijo uno de sus dichos: - ¿Eso es un torero?. ¡Eso es un “dortor” o "j´artista" del cine “muo”?. Comentó esta sentencia por la vestimenta que el tal “Fortuna” llevaba, ya que no iba con el clásico traje flamenco de torero, sino con un magnífico abrigo de pieles.
Un crítico taurino le pregunto al "Guerra": -¿Es cierto que antes de hacer el paseillo el miedo se lo pone por montera?. A lo que el "Califa" le contesto: -Sí, "j´ay" cierto miedo... pero el único que no tiene "mieo" es Mazzantini. El periodista le pregunto: -¿Por qué?. Respondió Guerrita: -Pues porque es el "j´único" al que "j´e" visto escupir varias veces antes de comenzar la "corria"... a los demás nos falta siempre la saliva.
Una vez que el rey Alfonso XIII pasó en ferrocarril por Córdoba, todas las autoridades fueron a saludarlo a la estación, entre ellos, se encontrar "Guerrita". En rey bajó al andén para cumplimentar a quienes le esperaban. Viendo a Rafael le recordó una vieja hazaña realizada en una montería. El "Califa", después de escucharlo respetuosamente le contestó con una mirada socarrona: -Dispense S.M., pero eso… eso… No pronunció ninguna palabra más. El rey le ayudó a completar la frase agregando: -¿Qué medices? ¿No es cierto? El "Guerra" le contestó con la espontaneidad que le caracterizaba: –Pues… no Señor. Entonces don Alfonso le dio una palmada en el hombro y se echó a reír, diciendo: -Rafael es una broma, sólo quería engañarte para ver cómo reaccionabas. A lo que dijo "Guerrita": -“Pa” eso estamos S.M., “pa” lidiar lo que me “j´echen”.
En cierta ocasión estando el "Guerra" en San Sebastián, conversaba con unos amigos en una tertulia - de un café muy conocido de la capital donostierra- después de celebrada la corrida de aquella misma tarde. En la tertulia estaba el político y ministro de Hacienda don Raimundo Fernández Villaverde. Se incorporó poco después el matador de toros sevillano Emilio Torres “Bombita”. El "Guerra" el preguntó con la sequedad propia de su carácter: -Emilio, como "j´as" visto el cuarto toro. “Bombita” contestó: –Manso. Rafael, dirigiéndose al ministro Valverde, que había mantenido anteriormente diferencia de opiniones sobre dicho cornupeta, le dijo: -Lo ves Raimundo, tú sabrás mucho de reales, pero de toros “na”.
Contaba el escritor Ramón Pérez de Ayala el comentario que le hizo “Guerrita” sobre los andares de Rafael Molina Sánchez "Lagartijo". Decía el maestro lo siguiente: - "Rafaé", era gracioso andando y garboso en el movimiento. Sólo verle “j´hacer” el paseíllo valía dinero. Y agregaba: -Los toreros de hoy tienen tan “malange” (mal ángel) porque “j´andan” siempre “vestios” de señoritos, y cuando se ponen el traje de luces, que no tienen bolsillos, no saben lo que “j´acer” con las manos ni con los brazos.
Guerrita era dado a dan sentencias y en algunas ocasiones se equivocaba como fue con Belmonte y Rafael González Madrid "Machaquito". Un día dijo de su paisano –¿J´ese chaval es el fenómeno de que tanto j´ablais? ¡Pá serlo, j´ay que verle el morrillo a los toros…! A Machaquito le llegó el comentario y no le agrado la sentencia del Guerra respondiendo: - Delante de los toros crezco yo media vara!
Un agrupo de amigos fueron de “perol” a la finca del Patriarca que era propiedad del "Guerrita", entre ellos estaba invitado el famoso limpiabotas “El Pavo”. El torero pasó por allí a caballo y se acercó para saludar a los reunidos, muchos de los cuales eran conocidos, entre ellos el famoso betunero. "El Guerra" les dijo: – ¡Qué buenos pavos tenéis para la comida!.Le respondió uno de los perolistas: -¡Rafaé quiere alguno!. El califa le contestó: -¡Hombre sí!.Por algún motivo el “limpia” fue a la casa de "Guerra". Salió la doncella y preguntó:. - ¿Quería algo?. A lo que respondió el limpiabotas: - Dígale a don Rafael que aquí está “El Pavo”. La doméstica así se lo comunicó al califa. Y éste creyendo que se trataba del ave ofrecida dijo: -Si, sí, dale un duro.“El Pavo”, ante su sorpresa, cogió las cinco pesetas -cantidad importante en aquella época- y desapareció. Cuando el "Guerra" bajó al jardín preguntó por el pavo que suponía le habían llevado. Y con estupefacción, oyó decir ingenuamente a la sirvienta: - ¿El pavo?, ¡ah sí!, a ese que le llaman “El Pavo” le di el duro y se fue corriendo.

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