miércoles, 8 de febrero de 2012

PEDRO GARFIAS: “Me llena de orgullo que siga el encaste Garfias en Venezuela”


En reciente visita por suelo venezolano, en este caso, en el marco de la XLVIII Feria de San Sebastián, y por invitación del ganadero Hugo Domingo Molina, quien le hizo emotivo reconocimiento, el heredero de todo un legado de lo que representa el toro bravo en México, como es el caso del hierro de Garfias, Don Pedro Garfias nos ha dispensado unas interesantes palabras, donde deja en evidencia la importancia de lo que fue el trabajo por años de su padre, alquimista del sueño que es hoy en día el toro bravo azteca. Son cerca de 200 toros los que de su rancho salieron a ruedos venezolanos, convirtiéndose en una de las ganaderías que más ejemplares a exportado a Venezuela y al resto de America.

RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ

SAN CRISTÓBAL (Ven.).- Su juvenil rostro no muestra que dentro de sí es toda
una enciclopedia de lo que representa una sangre que ha vertido lo mejor de sus cualidades al vasto campo del toro bravo azteca. Estamos hablando de uno de los simientes de bravura más importantes que cuenta México, y del que goza el planeta de los toros, fruto de ese meticuloso y celoso trabajo que implicó llevar las riendas de una ganadería por más de medio siglo. Se trata de Pedro Garfias, heredero del hierro de Garfias, quien hace unos días estuvo por suelo venezolano compartiendo lo que en su momento sembraron sus toros por los ruedos de la tierra de Bolívar.

«Este viaje me llena de mucha emoción, eran muchos los años que tenía que
no venia a Venezuela… me encuentro con un país donde se aprecia un gran
éxito de parte de sus ferias más representativas y en especial por el encaste
que predomina en sus ganaderías de bravo. Feliz, ojala y pueda contribuir con
mi opinión y mi presencia en mantener y fomentar la fiesta brava en este bello
país», deja entrever a primeras al momento de su estadía por estas tierras.

Entramos en detalle a lo que significó la presencia de la sangre Garfias en nuestro país, en este caso en gran parte de la década de los `70 y mediados de los ’80 y notamos la sinceridad y emoción con la que se arranca “en corto y por derecho” Don Pedro: «Significa volver a estas plazas donde escribimos historia en su momento una gran emoción, una enorme responsabilidad, entendiendo que acá la presencia del toro mexicano se redujo a casi su nula presencia, predominando otros encastes más populares como es el caso del Domecq, pero en general palpando de muchísimos aficionados el recuerdo de numerosos toros nuestros que lidiamos en estos ruedos; observo que se sigue con mucha atención las transmisiones de las corridas desde la Plaza México, y hay muchos admiradores de la bondades del toro mexicano… eso me da una gran emoción y nostalgia».

Entrar en detalle lo que implica el manejo que Pedro Garfias ha hecho de la
ganadería es conocer la actualidad de una vacada referencia en el país charro. «Me preguntaba un ganadero, cuantos años tenia conociendo la ganadería, a tenor de mi cara de “novillo” que aparento, pero en realidad, le contesté que desde que nací, son 41 años, y desde siempre al lado de mi padre, escuchando lo que me decía, por encima de haber dedicado 16 años de mi vida a un sector distinto al de los toros; y a punto de fallecer mi padre, compro una gran parte o la mayoría de la ganadería a mis hermanos, es decir, me separo de ellos, lo que me da el aval de que en los últimos cinco años en tres me he llevado los trofeos más importantes como Mejor Corrida y Mejor Toro en la temporada en la Plaza México».

Sobre el momento que vive su ganadería, Pedro es más especifico en señalar que cuente para tal fin un amplio abanico de variedad: «Tengo de todo… toros de mucha clase, que dominan; toros bravos con clase, y toros con un poco más de genio, obviamente trato de irme en gran parte a la línea del “toro con clase” y al “toro bravo con clase”… hay que tener de todo, pues yo soy un ganadero poseedor de un encaste que tiene que estar muy abierto, no me hago de otras ganaderías para utilizar sementales. Y claro, muchas ganaderías hoy en día en México que provienen de mi línea se han ido por el “toro fácil”, lo que ha hecho que muchos de ellos desean tener un piquete de bravura para regresar al “toro bravo con clase”, y no nada más al “manso fácil”».

Sobre como quedó estructurado el encaste Garfias, tras la muerte de Don Javier Garfias, Pedro hace recuento a que principalmente la mayor parte de la pureza del hierro pasó a sus manos. «Soy de los Garfias, el que más vacas puras tiene de toda la familia, estamos hablando un aproximado de mas de 300 vacas que son procedencia Garfias, que si vamos hacia atrás son puro San Mateo y si seguimos en esa línea es puro Marques de Saltillo, y más hacia atrás, puro Vistahermosa, lo que nos da a entender lo cerrado de nuestro encaste…
Nosotros venimos de 20 vacas puras de San Mateo, que al momento de hacer las familias actualmente para evitar la consanguinidad nos apañamos con 30 sementales de distintas líneas, que se juntan como familia 50 o 60 años después, hecho que se logra a base de un numero de vacas apropiado y el
numero de familias que tu abras en la ganadería».

Un hecho importante a destacar es que en nuestro país haya quedado sembrada sangre Garfias, a través de la importación que en su momento hizo el ganadero Orlando Echenagucia en La Cruz de Hierro, lo que ha marcado el signo y seña de sus toros. «Hable hace unos días con Don Orlando, comentamos algunas situaciones, según entiendo cuando tuvo procedencia pura de nosotros las cosas le marcharon muy bien, tal es el caso de aquel recordado lote lidiado en la encerrona de Leonardo Benítez en el Nuevo de Circo de Caracas, pero sé que en los últimos años hubo entrada de una línea diferente, no propiamente mía, sino de otra ganadería hermana como es la del recientemente fallecido Pablo Labastida, donde se han visto triunfos pero con mayor irregularidad. Estamos retomando el tema de un posible refrescamiento, lo que me llena de orgullo que siga el encaste Garfias en Venezuela, y más en una divisa como La Cruz de Hierro, divisa emblemática en el campo bravo venezolano».

Para finalizar consultado sobre la posibilidad de volver a ver sus toros por ruedos venezolanos deja en claro que «La ilusión siempre esta presente en volver. A Venezuela le debemos mucho, pues incluso en el año 1988 quise venir a colocar una ganadería y estuve un tiempo. Me emocione mucho estar con ustedes, y por distintas razones me fui por otro ramo, pero siempre ha quedado el “gusanito”».

No pierde detalle alguno el hecho de la anécdota que un día su padre, Don Javier, y Don Álvaro Domecq y Diez, propietario de la vacada jerezana de Torrestrella protagonizaron en su momento bajo la presencia de Pedro Garfias: «Mi padre le pregunta a Don Álvaro que toro es mejor, el toro mexicano o el toro español, a lo que sesudamente y con su proverbial verbo que le caracterizaba Don Álvaro respondió que el encaste Parladé del cual deriva la gran mayoría de ganaderías encaste Domecq. Mi padre, le responde, que diferencia o importancia tiene entonces que un toro comience la faena haciendo cosas de manso y termine embistiendo como bravo, como es el caso del toro mexicano; o en su defecto sea muy bravo de salida y termine en las tablas manseando y defendiéndose, como es el termino que caracteriza el toro Parladé, a lo que Don Álvaro no tuvo reparos en discutir».

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