sábado, 25 de febrero de 2012

VALENCIA TRAMITA la declaración como Bien de Interés Cultural Inmaterial las corridas de toros

El Gobierno valenciano ha iniciado elos trámites para la declaración como Bien de Interés Cultural Inmaterial las corridas de toros y los bous al carrer, festejos que generan un impacto económico global de 184 millones de euros anuales en la Comunitat.

El vicepresidente del Ejecutivo autonómico, José Císcar, ha informado de la incoación del proceso de declaración BIC por parte de la Conselleria de Cultura, Turismo y Deporte, que ha comunicado esta iniciativa al pleno del Consell.

En la rueda de prensa posterior a la sesión plenaria, Císcar ha destacado la importancia de proteger unos festejos que se celebran 7 de cada 10 días en la Comunitat, todos los días entre julio y septiembre, y en el 51,3 % de los municipios valencianos.

Estas cifras justifican por sí mismas la protección de los bous al carrer, según Císcar, quien ha cifrado en 46 millones de euros anuales el impacto económico generado de forma directa por la celebración de los festejos.

En 2011, se celebraron más de 6.000 festejos taurinos en toda la Comunitat, principalmente en la provincia de Castellón, donde de sus 135 localidades, 129 solicitaron autorización para organizar bous al carrer.

Además, la Comunitat Valenciana es la zona de España donde más fiestas de toros se organizan, entre corridas de toros y bous al carrer.
Historia de los festejos

Los festejos taurinos tiene su origen en la Edad Media, ya que las primeras noticias documentales sobre estos espectáculos en la Comunitat se remontan al siglo XIV en Valencia, Vila-real y Castellón y al XV en Alicante, según precisa el dossier de prensa distribuido.

Aunque los primeros datos escritos son escasos y se encuentran atomizados pueblo por pueblo, ya están documentados en 1375, aunque los expertos están seguros de que se correrían con anterioridad, a pesar de no conservarse testimonios escritos.

Los festejos taurinos experimentaron un auge destacado en el siglo XV, cuando las corridas de toros se convirtieron en la diversión favorita del pueblo, de los reyes y nobles, y se celebraban anualmente varias en el mercado de Valencia.

Durante el siglo XIX se dio sin embargo el momento más álgido de esta fiesta, especialmente el último cuarto del siglo XIX, momento en que se crea la Feria de Julio en 1871 de Valencia.

En estos momentos hubo una «floración taurófila valenciana» que emanaba de este caldo de cultivo, y que dio lugar a la proliferación en la Comunitat de artesanos y pequeños industriales dedicados a la manufactura de artículos relacionados con la tauromaquia, espaderos, herreros, zapateros, fabricantes de moñas, banderillas, taleguillas y medias de torear.

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