viernes, 3 de febrero de 2012

CARLOS MARZAL Foro Mundial de Tauromaquia

Hotel del Universo
La isla Terceira y el toro
Carlos Marzal


Si a uno lo despertasen en mitad de un sueño, y se encontrara con que lo habían trasladado, por arte de encantamiento, hasta la isla Terceira, en el archipiélago de las Azores, podría pensar que se encontraba en Escocia, o en Galicia, o en una Asturias rodeada de agua por todas partes. Como solemos hacernos una idea de lo que tenemos que conocer por lo que ya hemos conocido, yo pensaba que la isla Terceira sería una mezcla de mis estereotipos canarios, algo así como una pequeña Tenerife lanzarotizada, con laurisilvas y playas de arena negra volcánica. Pero el caso es que Terceira es un gran sucesión de prados, cuyas lindes enmarcan unos muros artesanales de piedra que convierten el horizonte en un damero irregular.
Fui a Terceira invitado a participar en el Segundo Fórum Internacional de la Cultura Taurina, dedicado sobre todo este año al periodismo especializado y su relación con los espectadores. Allí estaban algunos de los mejores periodistas taurinos del momento: Vincent Bourg “Zocato”, Vicente Zabala, Patricia Navarro, Francisco Aguado, Álvaro Acevedo, Alfredo Casas, Ignacio de la Serna, Joâo Queiroz, Mauricio Vale. Pero también los profesores Alejandro Pizarroso y Juan Carlos Gil, que hablaron, respectivamente de los escritores taurinos y de la obra periodística inédita de Ignacio Sánchez Mejías. Y los matadores de toros Salvador Cortés, Manuel Caballero, Eduardo Dávila Miura y Luis Mariscal. Y la fotógrafa Anya Bartels, y el cineasta Daniel Villamediana. Gentes del toro: profesionales y aficionados, una apacible secta convocados allí por el extraño embrujo de esa deidad.
En Terceira se profesa el culto al toro bravo. Allí no están reñidos, como pudimos comprobar, el golf o el tenis con la simbología y la decoración taurinas, en los recintos de sus clubs, y los terceirenses se enorgullecen sin estridencias de una afición que tiene mucho de forma de vida. Yo diría que lo portugués, allí, se quintaesencia en unas maneras que están hechas con la máxima emotividad señorial. Escuchando la inteligencia de las intervenciones y la placidez de los debates, uno no puede sino volver a sentir pasmo y tristeza recordando la tosquedad y la mala educación de buena parte de los fanáticos abolicionistas peninsulares.
A la jornada de cierre, acudió invitada la ex Ministra de Cultura del Gobierno Socialista, Gabriela Canavilhas, quien leyó las conclusiones del Fórum. Pero antes pudimos disfrutar de un vídeo con la intervención que ella misma protagonizó en defensa de la cultura taurina, haciendo uso de su escaño, en el Parlamento Portugués, a resultas de la cual se rechazó una propuesta de prohibición de las corridas. Son diez minutos que deben formar parte de la alta política iberista. Con contundencia, entereza y eficacia, se defienden en su discurso la libertad de expresión y el universo del toro como cultura, como industria, como labor ecologista verdadera, como espectáculo. Comparando esos diez minutos de apasionada sensatez con el silencio que durante años han guardado nuestros mandatarios socialistas, uno no puede más que sentir vergüenza y envidia a partes iguales.
Y todos los presentes caímos rendidos a los pies de doña Gabriela, y le propusimos allí mismo amor eterno y matrimonio, pero nuestra ex ministra, para desgracia del género masculino, ya estaba casada y bien casada.

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