Anunciada el 4 de marzo en la plaza México, Maripaz cuajó faena de puerta grande, empañada por dejar una estocada baja. Sin enbargo le otorgaron una oreja.Jessica Kuhn
Ante casi un lleno, con clima agradable en la Plaza de Toros San Pedro de la comunidad zacatecana de Pinos y con la presencia de Miguel Alonso Reyes, Gobernador de ese tan taurino estado del norte de la república mexicana, se lidió la tradicional corrida de día de la bandera, con un encierro de San Antonio de Triana, bien presentado pero de juego desigual, del que destacó el lidiado en 2º lugar y donde la matadora malagueña Maripaz Vega tocó pelo gracias a una faena entonada, variada, estética y de mucha emoción acorde con su excepcional colaborador, de la que obtuvo como resultado el corte de una oreja que supo a nada gracias a la ineficacia del puntillero que le levantó al astado en dos ocasiones y en la compartió créditos con el diestro local Armando Montes que entregado logró pasear también un trofeo.
Abrió plaza el diestro michoacano Paco Dódoli, que lanceó adecuadamente a la verónica para posteriormente tomar la muleta y estructurar una faena poderosa ante un astado que desarrolló pronto sentido echándole mano en par de ocasiones, no obstante ello sin mirarse la ropa puso pie y macheteó de pitón a pitón para despachar a su enemigo previo pinchazo en lo alto para escuchar cerrada ovación.
Con el ánimo a tope por su incursión en el cartel del próximo 4 de marzo en la plaza México, Maripaz se enfrentó al segundo de la tarde siendo molestada por el viento con el capote, decidiendo abreviar; ya con la muleta, estructuró una faena por ambos lados muy acoplada y llena de detalles como molinetes, martinetes, forzados y pases de pecho, que subieron el tono del trasteo, el cual llegó al clímax al ligar dos tandas templadas y por bajo de naturales que arrancaron del tendido los gritos de ¡torera, torera¡. Se tiró a matar con decisión y dejó una entera si a caso caída, más cuando la puerta grande estaba en su espuerta el puntillero le hizo la mala obra levantando en dos ocasiones a su encastada y repetidora contraparte, lo que hizo que la afición se enfriara y todo quedara en el paseo de una meritoria oreja.
El local César Montes, no tuvo tela de donde cortar, ya que se enfrentó a un astado sin fondo de bravura, que se paró en la segunda tanda y con el que si bien es cierto mostró entrega, no pudo calar en el tendido aunado a su necedad con los aceros, lo que provocó retornar a la barrera en silencio.
Por su parte, su gemelo Armando, aprovechó a carta cabal las condiciones del cierraplaza, el cual aunque tuvo fuerza justa y pocos pases, estos fueron ligados y de muy buen gusto, cuyo trasteo coronó con estoconazo hasta la bola provocando que el morito rodara sin puntilla, siéndole concedida una oreja ganada a ley.
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