ANTONIO SUÁREZ aprovechó la oportunidad, y exige con el mando de su muleta otras para darle a Venezuela un gran torero de dimensión internacional

EL VITO
Enviado Especial

MÉRIDA. Plaza Monumental. Es de agradecer, y tamién exaltar el gesto de la Empresa de los Hermanos Rodríguez Jáuregui, al regalarle al pueblo de Mérida una novillada con picadores.
Tres ganaderías compartieron elpropósito generoso de los Rodríguez, La Cruz. de Hierro, Los Marañones y la ganadería de Campo Pequeño que envió tres ejemplares.
Más deficiencias veo en los alumnos de la Escuela de Mérida, que en el resto de participantes. Deficiencias de formas y de sentido protocolar del toreo que nacen en un vacío de conocimiento en la instrucción por parte de sus maestros y que convierten al aula en un nido de equivocaciones que castran la ilusión de quien desea formarse como torero.
Me ilusiona ver a Antonio Suárez, torero bien plantado, que sabe colocare y correr la mano, que tiene el don del temple y quien goza de vivir su momento en la cara del novillo. Una oreja bien cortada, la del tachirense Antonio Suáres es la respuesta al deseo de llegar a escribir su soñada historia con una plana escrita muy despacito, y con muy buena letra. Habrá que exigir oportunidades para él, oportunidades que no existen en Venezuela, pero que se las merece que se las merece.

FICHA DE LA NOVILLADA

Tarde fesca y buena entrada de público en la Monumental de Mérida, abreboca de la Feria del Sol 2012. Novillada con picadores, obsequio de la Empresa Hermanos Rodríguez Jáuregui con la colaboración de los ganaderos de La cruz de Hierro, Los Marañones y Campo Pequeño.
MANOLITO VANEGAS del Táchira emocionó en banderillas y fue aplaudido. Palmas tras dos estocadas y descabello *** ÁNGEL MIGUEL GUÍA de Caracas, buenos lances y detalles con la muleta. Palmas *** ANTONIO SUÁREZ ha sido el triunfador de la tarde al llevarse laúnica oreja del festejo y ensamblar una faena homogénea, coordinada y emotiva. *** CARLOS SULBARÁN verde en exceso y *** JOSÉ SALAS, sin haberse aprendido el abecedario es difñícil satisfacer sus anasias de novillero