miércoles, 4 de enero de 2012

ORFEBRES MEXICANOS Horacio Soto Castro

Diego es mucho Silveti


HORACIO SOTO CASTRO
Diario ESTO México




LAS estadísticas no se llevan con el arte, y por ello no vamos a hacer un resumen de las faenas realizadas por los toreros mexicanos en el concierto nacional e internacional; simplemente diremos que han burilado una serie de obras de arte que han rebasado por mucho lo realizado en tiempos pasados.

O como se dice: hoy se torea mejor que ayer y mañana se toreará mejor que hoy.

La temporada otoño-invierno del pasado 2011 se ha significado por las piezas toreras que vimos en la Plaza México de noviembre a finales de diciembre, pero no podemos marginar lo realizado en la segunda parte de la pasada campaña, que abarcó de enero a marzo, pues también se esculpieron obras de arte.

Y menos podemos dejar pasar que los jóvenes toreros mexicanos marcaron un hito en la historia de la tauromaquia mexicana toreando cinco de ellos en la plaza de Las Ventas, en el mero Madrid, dejando muy bien parado el estandarte nacional y no se dude que este año también harán el paseíllo en ese importante coso, pues dejaron una marca imborrable y del gusto de los madrileños.

Hay que hacer notar, aunque ya es del dominio público, que ha surgido un grupo de toreros que, invisiblemente, han integrado un grupo que denominaremos Orfebres Mexicanos, S.R.; lo de la S.R. es lo contrario de Sociedad Anónima, pues es una sociedad conocida y reconocida, y la integran, sin mencionar si uno es mejor que otro, los que han cortado apéndices en la Plaza México y que serán los encargados de tomar las riendas de la fiesta en México: Arturo Saldívar, Juan Pablo Sánchez, Mario Aguilar, Octavio García "El Payo", Fermín Rivera, Diego Silveti, Joselito Adame, Uriel Moreno "El Zapata", y como novillero, la gran revelación en la persona de Angelino de Arriaga.

Y fuera de ese círculo, el tlaxcalteca Sergio Flores, que merece un párrafo aparte.

Todos son jóvenes con grandes perspectivas futuras.

La Plaza México que, como siempre, ha sido un enorme escaparate, se ha convertido en un gran museo donde están "colgadas" esas piezas toreras, pletóricas de arte, que han admirado en el ambiente nacional e internacional y que perdurarán en la retina de los que las han admirado.



LOS ORFEBRES

Arturo Saldívar, digamos, puso el ejemplo, pues despuntó en la realización de faenas, y sobre todo demostró que es un torero de grandes alcances. A Tata Rey le hizo una gran faena y cortó las dos orejas y, no conforme con ello, regaló uno de nombre Buen Mozo, en el que se superó y se volcó con su toreo para cortar las dos orejas y el rabo y salir a hombros del coso.

Juan Pablo Sánchez, que llegó no con una estela de triunfos, sino una enorme cadena, confirmó su alternativa, y en los dos toros de su lote y en uno de regalo, dejó plasmada su sapiencia torera, con temple, arte y entrega, y con ello obtuvo el reconocimiento del público que supo valorar su capacidad, pues por fallas con la espada se fue sin cortar orejas.

Diego Silveti, quien también confirmó su doctorado, dejó ver que no tiene techo para sus aspiraciones toreras, pues desde que abrazó esta difícil profesión, dejó muchas marcas en su historial taurino, pisando todos los ruedos. En la confirmación mostró de lo que es capaz, aunque ese día no tuvo los toros para su lucimiento; pero en su repetición, el 12 de este mes, se enfrentó a Charro Cantor y tuvo una soberbia actuación en una faena de altos vuelos, y como matara de gran estocada, se le otorgaron las orejas y el rabo. Una labor inolvidable.

Fermín Rivera regresó a la Plaza México, donde tomó la alternativa, y se enredó con el toro Don Juan, al que le tejió una faena de arte puro, haciendo el toreo sin pases de bisutería. Una labor clásica que fue premiada miserablemente con una oreja, pero lo que contó fue esa bella pieza torera.

Joselito Adame, quien solamente mató un toro y sufrió una cornada, cortó una oreja por una faena riñonuda, de valor y signada con los gritos de "torero... torero...".

Mario Aguilar cortó dos orejas; Octavio García "El Payo", una; y Uriel Moreno "El Zapata", dos. No alcanzaron las grandes alturas, pero sí brillaron intensamente en la forma de interpretar el toreo y también con el reconocimiento del público.

Angelino de Arriaga fue la revelación de la temporada novilleril, cortando seis orejas en tres tardes, suceso que hacía tiempo no se veía en esa macroplaza.

Y sin venir a la capital, el novillero sensación y de un futuro sin limites es el tlaxcalteca Sergio Flores, quien se apoderó del ánimo de los públicos de España, Francia, y Sudamérica con actuaciones luminosas. En la feria de Cali acaba de indultar un novillo por gran labor. En España se puso la etiqueta de indispensable en algunas ferias.

Esta temporada ha lucido la etiqueta mexicana, con toreros como Alejandro Talavante y Eduardo Gallo, y en menor nivel ahora, a Enrique Ponce, quien a pesar de que hizo su toreo de clase, no se lo reconoció el público.

Ahora, con la baraja taurina con que se cuenta, para la segunda parte de la temporada se puede augurar un gran éxito y con la esperanza de que surjan más toreros de calidad. Además de que ya tendremos a las figuras de España en los carteles.

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