Alejandro Talavante le “tumbó” un apéndice a su primero.- Juan Pablo Sánchez cuajó la faena de la tarde al sexto del encierro pero sin redondear con la espada.- Débil encierro de Bernaldo de Quirós que dejó mucho que desear, lo mismo que un séptimo de Villa Carmela.- Media entrada registró el cincuentón coso Monumental La Luz en festejo para celebrar el CXXIV aniversario del natalicio del “Califa de León” Rodolfo Gaona
ADIEL ARMANDO BOLIO, enviado
LEÓN, Guanajuato. 22 de enero.- Se celebró la tercera corrida del tradicional serial leonés, cayendo esta fecha justamente en el CXXIV aniversario del natalicio del célebre “Califa de León”, figura a la que también se le ubicaba como “El Indio Grande”, Rodolfo Gaona, a quien se le guardó un póstumo minuto de aplausos tras efectuarse el despeje de cuadrillas.
Por lo que se refiere al festejo, quien resultó máximo triunfador fue el experimentado diestro tlaxcalteca Rafael Ortega al cortar tres orejas a base de trasteos bullidores y con enormes deseos de agradar al cónclave, valiéndole por ello la aclamada salida en hombros.
Pero quien realizó la faena de la tarde fue el joven espada aguascalentense Juan Pablo Sánchez al toro segundo de su lote. Una auténtica labor de “enfermero” por la manera en que lo consintió y cuidó a lo largo de su quehacer. Finalmente fue una lástima que malograra el trasteo con la espada.
Y el debutante en esta plaza, el badajocense Alejandro Talavante, dejó ver esa forma tan personal que tiene para hacer y entender el toreo, a base de inspiración y a veces improvisando con arte y buen gusto, lo que le valió el poder “tocar pelo”.
De esta manera, ante media entrada en el cincuentón coso Monumental La Luz y bajo otra tarde de mucho calor, por la puerta de toriles salieron ocho toros, siete de ellos de la dehesa titular guanajuatense de Bernaldo de Quirós, siendo devuelto el primero por haberse despitorrado del lado izquierdo desde la cepa al haber enterrado la cornamenta para ser sustituido por otro de la misma casa ganadera. Y un ejemplar de regalo, de Villa Carmela. Todos acusando poca fuerza y quedando a deber mucho en su juego.
Rafael Ortega a su primero, tras lancearlo bien fue que se fracturó el cuerno izquierdo para ser devuelto a los corrales. Con el sustituto, de nombre “Aguamiel”, estuvo variado con el capote, lucido en el segundo tercio y con la muleta ejecutó un trasteo variado y entusiasta, a pesar de la sosería del burel, aunque iba con cierta nobleza. Remató su labor con molinetes, pases de trinchera, toreo en redondo y desplante. Terminó de certera estocada para cortar una oreja.
En su segundo, “Girasol”, volvió a estar variado con el capote, se lució nuevamente en la cobertura del tercio de banderillas y su labor muleteril de igual manera volvió a significarse por su indudable disposición, entendiendo bien al débil astado. Le largó derechazos y naturales que le fueron coreados para rubricar todo con desplante a cuerpo limpio. Concluyó de estoconazo y por ello se le concedieron dos apéndices, asegurando así la salida en hombros al finalizar la función.
En tanto, el extremeño Alejandro Talavante, debutante en este coso, al primero que le tocó en suerte, llamado “Vencedor”, pobre de cabeza, lo lanceó bien con el capote. Su quehacer de muleta lo inició con pases por alto, el de trinchera, un firmazo, otro pase por la espalda y el cambio de mano por delante. Siguieron entonces series por ambos lados con el compás abierto, no obstante la debilidad del astado. Incrustó adornos como la arrucina y la capetillina para terminar de estocada atravesada y descabello, siéndole otorgada una oreja.
En el segundo de su lote nada pudo hacer ante lo parado del de Bernaldo de Quirós. Lo terminó de estocada honda atravesada y descabello. Regaló entonces el astado de Villa Carmela, justo de fuerza también, con el que derrochó empeño y grandes intenciones por querer agradar, sobresaliendo las tandas de naturales que logró sacarle al astado. Desafortunadamente no acertó con la espada y todo quedó en ovación.
Juan Pablo Sánchez a su primer astado, cornicorto y con poca fuerza, lo veroniqueó de forma solvente. Con la tela escarlata de verdad que intentó el lucimiento a través de una bien encausada terquedad torera por ambos perfiles y que parte del público no le supo reconocer. Finiquitó de estocada desprendida para ser llamado a saludar desde el tercio.
Pero lo mejor vino en su segundo, “Contador”, al que lanceó con ortodoxia a la verónica. Sabedor de la poca fuerza del astado pero también de la calidad que tenía, lo supo cuidar de principio a fin, en una auténtica labor de “enfermero”. Lo llevó con “pinzas”, ejecutando todos y cada uno de los muletazos con un evidente talento, despidiendo todos ellos a media altura para darle aire al astado, durándole más así el desempeño del “socio”. Así pues, bajo las notas musicales de “Pelea de Gallos” y “Caminos de Guanajuato”, Juan Pablo ligó lances con ambas manos, pases enredándose por la faja al astado, le pisó los terrenos, lo toreo rodilla en tierra, todo más que bien engarzado. Decía el maestro Rodolfo Gaona que para ser torero hay que tener “entendederas” y vaya que el torero de Aguascalientes las tiene. Por desgracia hecho por tierra su meritoria labor con la espada, sin embargo el público lo entendió, ahora sí, y lo aclamó en una vuelta al ruedo con mucha fuerza.
En fin, que esta primera parte de la Feria de León 2012 se ha destacado más por la atingencia de los matadores, estando en las tres corridas muy por encima de los toros.
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