viernes, 16 de diciembre de 2011

PABLO LABASTIDA se marchó muy pronto, su adios provoca inmenso dolor entre quienes disfrutamos de su generosa amistad


Pablo Labastida Aguirre se fue dejando amigos sembrados por cada esquina del universo taurino, deja un vacío en el corazón de quienes le amamos como amigos

Cuando se llega a nuestra edad se hace cotidiana la noticia de la muerte de un ser querido. Uno por uno caen los amigos, hasta dejarnos solos, pero lo que no vale, y ante ello protesto, es que hombres como Pablo Labastida se marchen casi sin decir adiós.
Esto ocurrió ayer por la madrugada allá en su San Luis Potosí de su corazón. Pablito, llevaba un cornalón desde el pasado agosto cuando le vi por última vez. Sabía el que estaba calado, pero no lo dijo cuando en Arroyo compartimos con hermanos y amigos la más hermosa de todas las reuniones que hemos vivido.
Le conocí en la Ciudad de México,temporada de 1987en El Palacio de los Deportes. Me lo presentó, y, a la vez, "me lo vendió", mi querido Javier Garfias. Nuestras primeras reuniones fueron junto a Raúl García en el viejo Hotel Palace, al lado del Monumento a la Revolución. Raúl era su héroe, porque el de Monterrey fue quien encumbró la tarde del 31 de enero de 1965 los colores de la divisa de Santo Domingo en la Plaza Monumental México, cuando indultó a “Comanche”, toro del padre de Pablito, el doctor Manuel Labastida. Aquella tarde mi compadre Raúl toreó con César Girón y Victoriano Valencia, dos espadas que también fueron “de la casa” de los Labastida.
Indeclinable nuestra amistad, regada por la cercanía en los afectos de amigos comunes, como fueron José Manuel Espinosa, los primos de este los hermanos Fermín y Miguel “Armillita”. Ni hablar de los Silveti, Juanito, David y Alejandro. A este último lo acompañó muchas tardes en Venezuela, y con Juan, David y Alejandro estuvo la tarde que Maracay le rindió un gran homenaje a la familia Silveti en el Concejo Municipal, primero, y luego de la Maestranza “César Girón”.




Pablito, su adorada Paulina y Laura Villasante con el matador de toros Guillermo Martínez en la hermosa casa de su rancho ganadero
Fumador infatigable, de aquellos pitillos Raleigh sin filtro o de los puros habaneros de pura cepa. Amigo del Cacique, de la tertulia y del madrugonazo siempre que fuera para hablar de toros, haciendo honor al lema de su hogar: ““En esta casa se vive: con el toro //para el toro // y por el toro”, como reza el azulejo en la entrada de la bella casa por la que vive su adorable esposa Paulina Gordoa de Labastida en compañía de Pablito y de Álvaro, los herederos, los que enfrentarán la vida con el escudo de sus apellidos Labastida y Gordoa, emblemas ganaderos, íconos de dignidad en la Fiesta de los Toros.
Santo Domingo, según nos cuenta la ficha de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia de México, fue fundada en 1926, por don Manuel Labastida y Peña con 300 vacas y varios sementales provenientes de lo que quedaba de Espíritu Santo; y Espíritu Santo es el nombre de la ganadería que en San Luis Potosí Pablo Labastida deja en herencia a sus hijos.
Las ganaderías de Santo Domingo, Milpillas y Manuel Labastida tuvieron mucho cartel en Venezuela, al extremo que en una oportunidad el doctor Héctor Visconti, Médico de Plaza en el Nuevo Circo y gran aficionado a la más hermosa de las fiestas, intentó comprar vacas y sementales de esta procedencia para fundar en Venezuela una ganadería brava con esta sangre de los Labastida. Los toros de Manuel Labastida alcanzaron triunfos destacados en nuestras plazas, como aquella del 31 de octubre de 1982 cuando José Nelo Morenito de Maracay, indultó a “Guantero” y Eloy Cavazos le cortó las dos orejas al toro “Indiano”.
En 1990 Pablo Labastida le cambió el nombre a Espíritu Santo y el 19 de octubre manda su primera corrida a San Luis Potosí. Desde ese día Pablito Labastida ha luchado a brazo partido por el honor de su divisa. Muchos los toros que le dieron prestigio ““En esta casa se vive: con el toro //para el toro // y por el toro”.
Sin saberlo, nos despedimos de Pablito el 3 de agosto de 2011 en la reunión de “Los Godos”, invitados por un grupo de amigos entre quienes se encontraban el maestro Alejandro Silveti, Chacho Vázquez, Pedro Garfeas, Jorge y Antonio de Haro, Rafael Rodríguez y el maestro Zotoluco. Nos dijimos “hasta luego”, y lo hicimos con la promesa de seguir luchando por la fiesta de los toros


Cumplir la promesa hecha por nosotros y Pablito el tres de febrero, es luchar a favor del toro de lidia, su dignidad y existencia

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