“A los toros hay que defenderlos a través de la libertad de expresión, lo que intentó este gobierno es quitarnos la palabra y lo que nosotros hemos respondido, al dar la Feria de Quito este año, es con un no rotundo, diciendo: no aceptamos que nos quiten la libertad de expresión”; manifestó en forma enfática Juan Fernando Salazar presidente de la empresa que gestiona la Plaza de Toros Quito, estas declaraciones las formuló en el acto de presentación del libro de fotografías del torero francés Sebastián Castella, desarrollado la noche del martes en el museo Casa del Alabado, en el centro de la ciudad.
El caso es que en Quito, como resultado de la consulta popular realizada el siete de mayo, se prohibió que los toros sean estoqueados en el ruedo, hecho que comporta una reforma estructural del espectáculo taurino por la supresión del tercer tercio de la lidia y el cambio de la dinámica tradicional de la corrida.
El empresario quiteño recordó que la lucha por la defensa de la fiesta de los toros en el Ecuador arrancó hace cuatro años con el propósito de blindar, es decir proteger a esta manifestación cultural, desarrollando una serie de acciones en los ámbitos legal, social y comunicacional; anticipando que los esfuerzos por recuperar la integridad de la fiesta de los toros se sostendrán en el tiempo, subrayando que: “esta ciudad no puede vivir sin toros, ciertamente el habernos cercenado la muerte es un golpe, pero lo golpes duelen cuando uno los quiere recibir, nosotros no queremos recibir este golpe y se lo vamos a devolver muy pronto a esta gente que -con muy poca inteligencia- no entiende la cultura del pueblo de Quito”, argumentó.
Más adelante exploró las raíces históricas de las funciones taurinas al citar el importante trabajo de la historiadora María Antonieta Vásquez en el que se confirma que en la etapa colonial en la ciudad se efectuaban corridas de toros durante todo el año los días jueves y viernes, e inclusive, a propósito de celebraciones especiales, las corridas se extendían al fin de semana.
Al enfocar el tema de la prohibición, Salazar comentó que Carlos tercero prohibió los toros en Quito mediante un edicto, los Presidentes de la Audiencia de Quito en ese caso el Barón de Carondelet no lo acató, lo hizo –dijo- “porque él sabía que ese sería el final del imperio español, a la gente no le podían quitar lo que era de su esencia cultural, entonces las corridas toros se siguieron dando, esta noche, enfatizó, “estamos a tres cuadras del palacio de Carondelet en donde está radicado el poder político del Ecuador, pues, le vamos a gritar al poder político que aquí habrá toros.
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