Crónica de MÓNICA ALAEJOS
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Y es que pareciese que Chabuca Granda te lo cantase al oído cuando recorres la Alameda de los Descalzos por donde paseaba la verdadera Flor de la Canela para llegar hasta Acho, eso sí, sin saber que al llegar a la vieja plaza de toros, la más antigua de América, vas a quedar absolutamente atrapado por la historia taurina, por la esencia y por la manera en que un país tan lejano en kilómetros es tan cercano en afición…algo tendrá el agua cuando la bendicen.
Los del norte, los del sur, los de la sierra y hasta los de la selva hacen de Lima la capital taurina por antonomasia y en la primera corrida de toros del abono acudieron en masa para presenciar el paseíllo de los dos toreros nuevos españoles y del local Roca Rey. Hoy, el mirador desde un cerro, que es lo que significa Acho, ha visto torear a David Mora con el compás abierto en hondos lances a la verónica frente a su primer toro. Déjame que te cuente Limeña, déjame que te diga la gloria del ensueño que evoca la memoria del viejo puente, mientras Mora llevó embarcado en la muleta al de San Esteban con tiempos y distancias perfectas en ejecución, llenando el escenario y sabiendo también torear sin toro para imprimirle a la faena un giro de talones secreto de ligazón. El toro respondió con calidad y se rompió en la franela desde el inicio por bajo hasta los ayudados por alto finales previos a una gran estocada. Hondura y rotundidad a raudales mientras el torero murmuraba va por ustedes y por la libertad. El sexto fue otro cantar, demasiado suave y ni siquiera con suavidad se le podía tratar porque doblaba las manos rindiéndose al poderío de David Mora. Se movió en las chicuelinas al paso pero ya se quedó corto en el quite. Como virtudes tuvo la fijeza y la nobleza mientras que los defectos de la falta de fuerzas y la sosería dieron al traste con el sueño que mecía el viejo puente del río.
Las casitas de colores colocadas en el cerro como espectadoras de piedra de una jornada intensa vieron como Fandiño le marcó muy bien los tiempos a su primero, un toro al que alivió mucho al inicio de faena y al que buscó las vueltas por el pitón izquierdo a pesar de que no humilló nunca. Exposición y mucho mérito del torero que no se aburrió nunca de buscar el perfume. Déjame que te cuente limeña los dos cambiados por la espalda de Fandiño al cuarto sin enmendarse, cargados de emoción y que fueron el aperitivo de una labor en la que destacó el temple y el acompañamiento de las embestidas. Más cómodo por el pitón derecho, ligó llevándolo larguísimo sin dejar de exigirle al toro y un final por bernardinas de infarto fue el colofón a un trasteo reunido y con fundamento que le valió una oreja.
No tuvo suerte con el lote Roca Rey, el segundo soso y deslucido, sin descolgar nunca y el quinto, que se hizo daño en una mano, no fue devuelto por la presidencia que dejó al torero local sin opciones. Se le vio fresco tirando muy bien de la embestida de su primero, que tuvo cierto celo pero escaso recorrido. Algún detalle al natural en intentos del torero por corregir los finales de cada muletazo pero sin calado en los tendidos. Nada de nada con el quinto que además se puso complicado al entrar a matar poniendo en un aprieto al peruano.
Hoy Chabuca le habría cantado a David Mora.
Plaza de toros de Acho. Segunda corrida de feria. Toros de La Ahumada (1º, 5º, 6º) y San Esteban de Ovejas (2º, 3º, 4º), de desigual juego. Destacó el tercero, que fue el más completo. Iván Fandiño, ovación tras aviso y oreja; Fernando Roca Rey, silencio y silencio tras aviso; David Mora, dos orejas y silencio. El banderillero Ricardo Garzón fue atendido en la enfermería de una contusión en la rodilla derecha tras ser volteado por el primer toro.
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