jueves, 17 de noviembre de 2011

EL VITO: De popular a exótico es el tránsito del toreo en Venezuela

Diego Silveti se arropa con el triunfo para exaltar el valor instituicional del toreo en México


Con mucho calor ha comenzado la Temporada Grande en la Plaza México, y con expectativa se espera que en Venezuela arranquen en Valencia y Maracaibo los festejos de la campaña taurina internacional.
México nos sorprende gratamente, al desplegar en los carteles nombres de toreros mexicanos que llenan de ilusión a su afición, y como señaló Fernando Fernández Román en entrevista que le hicieron en el callejón de insurgentes “ilusiona al mundo que México vuelva a tener una gran figura, como en su día lo fueron Manolo Martínez y Eloy Cavazos”
Hoy México “cobra” lo sembrado por el grupo Tauromagia Mexicana, una siembra que se hizo hace menos de ocho años y que cosecha nombres como los de Diego Silveti, Arturo Saldívar, Juan Pablo Sánchez, Octavio García “El Payo”, Mario Aguilar, el novillero Sergio Flores, entre muchos valores que son capaces de sostener sobre sus hombros la temporada nacional, con recintos como la Plaza México, Monumental de Guadalajara, Aguascalientes, León y Monterrey como escenarios para la que se desborde la pasión de la más hermosa de las fiestas.
Mientras las empresas tienen problemas, gratos problemas por el exceso de buenos toreros que de repente llenaron el firmamento, nosotros en Venezuela somos víctimas de la miopía de los empresarios nacionales. Miopía que se traduce en darle ninguna oportunidad a los novilleros y muy pocas, sólo las exigidas por las leyes, a los matadores de toros nacionales.
Las pocas oportunidades, la escasa producción del ganado de lidia, el cierre de plazas como la de Caracas y Barquisimeto son un espejo en el que se refleja la tragedia que ahora vivimos. Ahí mismo lo tenemos, en Valencia y en San Cristóbal anuncian dos novilladas, literalmente fuera del abono y una “melé” de nombres sólo por decir que se cumple. La única plaza que viene cumpliendo una gran labor es la de Mérida, arena que lleva tres festejos. Cifra que luce poca para la necesidad del país, pero mucho para lo poco que se hace por darles oportunidades a los muchachos. Como la única manera de lograr que adquieran el oficio en la profesión y no desluzcan ante los muy toreados competidores que vienen de otras naciones taurinas,
A la par que en México el Perú, su plaza de Lima, comenzó su temporada. Una temporada que más luce como una extensión de la campaña española que algo propio del Perú. Pocos toreros peruanos, casi ninguno, poco ganado del Perú, todo de Colombia, y muchos nombres de España. Lo contrario que México, que ha hecho de la Fiesta un espectáculo propio.
Al paso que vamos en Venezuela hemos emprendido la ruta peruana, será, dentro de poco, la Fiesta de los Toros un espectáculo como lo son la Ópera y la Zarzuela. Espectáculos exóticos, de temporada, al haber perdido las raíces populares que lo han sostenido por siglos.

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