sábado, 1 de octubre de 2011

FERIA DE OTOÑO «Tarde de un toro»

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Los carteles anuncian seis toros del Puerto de San Lorenzo. Hemos visto solamente uno, el cuarto: es demasiada diferencia

ANDRÉS AMORÓS / MADRID

Los carteles anuncian seis toros del Puerto de San Lorenzo. Hemos visto solamente uno, el cuarto: es demasiada diferencia. Lo aprovecha bien El Cid, que levanta los únicos aplausos de la tarde, pero falla con los aceros. El resto, una ruina.

En el asiento están las hojas para firmar a favor de las corridas de toros. ¿De qué toros? No de éstos, espero: flojísimos, descastados, claudicantes. Un espectáculo aburrido, lamentable. Así se les da la razón a los antitaurinos. Animo a que firmen, claro está, a todos los que deseen defender nuestra libertad. Pero las firmas, sin toros, no sirven de nada.

Castella muestra voluntad; mata mal al quinto. Perera está firme con el tercero, evitando que huya; se estrella con el manso sexto, sobrero de Bayones. El cuarto galopa con nobleza. Lo llama de lejos El Cid: naturales de buen estilo; mejor con la derecha, muletazos muy plásticos. Pero mata mal.

Me ha dado tiempo a charlar de todo con mi amigo José Luis Garci, mientras Victorino Martín hace gestos melancólicos. ¿Cómo le convenzo de que esto es tan apasionante como un gran partido de fútbol? Sin toros... Hemos recordado los dos a Fred Galiana, a Luisito Suárez, a Manolo Alcántara. Ha sido muy agradable pero a eso no se va a una Plaza. Comentamos las grandes películas taurinas: «Torero», «Tarde de toros»... Cambiando este título, José Luis me brinda el de la crónica: «Tarde sin toros». Para ser justos, «de un solo toro». Un sucedáneo, que nos deja fríos. Sin toros, no hay nada. Así, se echa a la gente de las Plazas.

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