domingo, 23 de octubre de 2011

CÉSAR RINCÓN "maldito tabaco"



Siento una enorme tristeza por la muerte del maestro. Fue mi padrino de alternativa y mi espejo. Antoñete ha sido santo y seña en el toreo. Tenía una afición desmedida, tanta que nunca se sintió mayor para torear. Él quería pensar que era un niño, un niño muy hombre, admirable como persona y como torero. Nunca olvidaré una tarde de lluvia, con su vestido lila y oro y un toro de Garzón, y con su toreo sublime, ofreciendo las distancias y el pecho por delante. Era una maravilla verlo. Maldito tabaco...

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