sábado, 1 de octubre de 2011

BLINDAJE, patrimonial y de usos, dificulta la reconversión de la Monumental

Barcelona, ante la charlotada urbanística:el Ayuntamiento, ni quiere, ni puede, comprar la plaza de los Balañá

ÀLEX GUBERN / BARCELONA


A expensas de lo que pueda dictaminar el Tribunal Constitucional, el último festejo de ayer en la Monumental significará el fin de la Fiesta en Cataluña y puede que, a la vez, el inicio de lo que podría ser una nueva época dorada del toreo bufo o charlotada, esta vez en versión urbanística. Aquí, el protagonista no sería José Tomás sino la propia Monumental, un apetecible espacio en el centro de la ciudad, 10.000 m2, pero cuya calificación la convierte en un toro nada fácil, por así decirlo. La Monumental (1914) tiene un doble blindaje que complica su reconversión. Blindaje urbanístico por un lado, que impide destinarla a otros usos que no sean comunitarios (centros sanitarios, culturales, religiosos, deportivos, recreativos...); y patrimonial, por otro, que obliga a respetar tanto la fachada exterior como la estructura interior.

Así las cosas, desde sectores pro taurinos se tem que la administración pretenda una recalificación —como ya sucedió en la plaza de las Arenas— que sirva para pagar la indemnización en forma de lucro cesante que reclama la familia Balañá, propietaria del espacio. En declaraciones a este diario, Alberto Fernández, jefe del grupo del PP en Barcelona, advierte: «Hay que impedir que la voluntad de unos cuantos de acabar con los toros se pague a costa de perjudicar los intereses de la ciudad».

Frente a quienes alertan de un pelotazo urbanístico de dos orejas y rabo para compensar a los Balañá —clamorosamente ausentes en todo el debate sobre los toros—, otras voces señalan que la cifra millonaria que se ha barajado es del todo exagerada. Como mucho alcanzará unos cientos de miles de euros, señalan, teniendo en cuenta que, excepto algún festejo, la rentabilidad de los toros en Barcelona es muy cuestionable.

Entre unos y otros, en el nuevo equipo de gobierno en el Ayuntamiento se opta por la prudencia. Nadie está por arrimarse y, de entrada, se recuerda lo elemental, la Monumental «es propiedad de un privado», explica a ABC el concejal de Urbanismo, Antoni Vives, esperando que los Balañá den el primer capotazo de la lídia urbanística; «estudiaremos todas las propuestas que nos presenten». Por otra parte, y en una época de presupuestos públicos afeitados, es impensable que el Ayuntamiento compre la plaza, al menos antes de diez años, aseguraba ayer el alcalde, Xavier Trias. Con este cartel, el futuro de la Monumental de Barcelona, la ciudad que hizo mito a José Tomás, es tan incierto como una tarde de toros antes de que suenen los clarines.

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