miércoles, 14 de septiembre de 2011

DECÍA MANUEL LABASTIDA: “¡Palmas en el cielo, a los 3 días: agua y hielo!”




A la Familia Labastida Aguirre: uno de los referentes obligados de la tradición ganadera de San Luis Potosí y por ende de México, en cuyo esfuerzo, dedicación y entrega como padres y madres, como hermanos, como hijos y nietos, se ha plasmado la herencia de su enseñanza, misma que si bien dejara inconclusa por el tiempo -pero eterna por la continuidad de su nombre- el Dr. Manuel Labastida Ygueravide.

Por Gustavo Robledo

Hablar de la tradición familiar de la Familia Labastida abarcaría no solo esta sino otras tantas columnas. Desde el recuerdo del GRAN ganadero don Manuel Labastida y Peña y su primera esposa doña Manuela Ygueravide Agüero, de la casa ganadera zacatecana de Espíritu Santo, pasando claro por el parentesco que les ha unido con los Garfias, los Gordoa y otras tantas ramificaciones que han hecho del toro bravo su forma y giro de vida.

Santa María del Río y su Hacienda de Santo Domingo, cuya imagen de antaño aun vemos a la orilla de la moderna carretera casi a los límites con Guanajuato, se convierten en los escenarios primarios de nuestro personaje.

Nacido el 23 de febrero de 1923, hijo único de don Manuel Labastida y Peña y doña Manuela Ygueravide Agüero. De niño toda su infancia la vive en la Hacienda de Santo Domingo a lado de su padre, pues doña Manuela su madre, de quien he dicho también le viene la raíz de ganadero, fallece cuando el pequeño Manuel acaba de cumplir ese mismo día su primer año de vida. Al enviudar, don Manuel decide contraer de nueva cuenta nupcias y procrea con la Señora Olga Meade a Emma y Javier, ganadero –que con el paso del tiempo- su recuerdo también se guardaría en mucho, de y por la historia brava de San Luis. Siendo testigos, el pequeño “Meme” y sus hermanos de la fundación de la vacada de Santo Domingo en 1924 y de la presentación en El Toreo viejo de la Ciudad de México en Junio de 1944.

Corren los años y al avance y trajinar de su juventud, el joven Manuel decide llevar a cabo sus estudios de profesión como médico cirujano y partero en la Ciudad de México, pues los de vocación los dejaba en su natal San Luis Potosí, Santo Domingo, siempre Santo Domingo. Obteniendo así el titulo soñado en la Universidad Nacional Autónoma de México, siempre mirando su formación ganadera y familiar como inspiración de todo cuanto fuera su actividad y con su Tesis de grado no pudo ser la excepción, a la cual titula: “Exploración sanitaria de Santo Domingo, municipio de Sta. María del Río, S.L.P., y estado actual de la cirugía de tendones”, corría el año de 1952 y Santo Domingo siempre en la frente. Como marca de herraje lacerante de su vida, la cual se convirtió en motor de su andar como ganadero y profesionista.

Contrae nupcias en 1951 con la Sra. Victoria Amparo Aguirre Cárdenas, su querida “Payi” y procrea 7 hijos: Victoria Amparo, Manuel, Pilar, Jesús, Mónica, Gerardo y Pablo.

Así pues y a la muerte de su padre don Manuel Labastida y Peña el 26 de enero de 1961 el Doctor y sus hermanos toman las riendas de la casa hasta 1969, fecha en la que con 160 vacas y 4 sementales funda su propia dehesa con el antiguo fierro de Santo Domingo, mas con el nombre de Dr. Manuel Labastida. Por su parte, sus hermanos Javier su hermano toma el nombre de Santo Domingo y los colores de la divisa y Emma funda Santa Cruz.

No sin antes haber incursionado en las lides directivas, como titular de la entonces Unión de Criadores de Toros de Lidia de México, A. C. electo por dos periodos Presidente del 27 de julio de 1959 y hasta al 3 de marzo de 1963. Y sin mencionar sus labores en la Asociación Ganadera local y organismos nacionales en materia agraria y ganadera, así como su paso por la iniciativa privada tanto de instituciones financieras como de corte empresarial, desde Consejero presidido hasta Presidente de Consejos. Tambien ejerce el poder empresarial del conglomerado más importante de esos años, asume el 6 de diciembre de 1967 hasta 1968 la gerencia general de DEMSA que incluía la Plaza México.

Obteniendo así y después de una carrera única y de ardua entrega personal, en 1971 el cartel que le otorga el Departamento del Distrito Federal enarbolando para gloria de su dehesa los colores rojo, negro y blanco y lidia por primera vez el 1º de mayo de 1971 en Torreón, Coah. seis toros para Joselito Huerta, Manolo Martínez y Ricardo Castro.

En el año de 1972 el 29 de octubre, lleva su primera novillada a la Monumental Plaza México para Artemio Becerril, Marcos Ortega y el hispano Rafael Poyato.

El 17 de Julio de 1983 lidia su primera corrida de toros en el coso máximo, con Mariano Ramos, Antonio Sánchez Cáceres y Ricardo Sánchez. Recordando también los grandes triunfos que obtuvo la vacada en plazas venezolanas en la década de los 80´s.

Puede ser que tiempo le haya faltado, pero la vida nunca la dejo a un lado, solo hasta aquel día del 7 de octubre de 1986 en la que partió plaza ante el Juez Supremo.

Como resumen biográfico estadístico, sirva el presente para -a manera de homenaje corto, cortísimo- dar a conocer al hombre, al padre, al amigo, al ganadero que aun y por su repentina partida, se fue no sin antes dejar para la posteridad y recuerdo de su gente y los suyos, la entrega y dedicación de un hombre que llevó a más de su desempeño campirano el deseo de legar el esfuerzo y entrega de una pasión, el toro bravo. A las pláticas con don Isidro o don Luz Saavedra sus caporales; en “Chipinque” o “El Granizo” o “Milpillas” o en la terraza de su Atotonilco, con las vacas de Santo Domingo o Torrecilla y los toros de Cuevas o La Laguna mas el recuerdo siempre presente del Chicorro de Miura, se guarda en su recuerdo la amena conversación y fuerte personalidad de un hombre que para no denostar su origen recordaba con el otrora gran ganadero don Paco Madrazo: “¿Recuerdas aquel dicho ranchero que nuestro viejos nos decían cuando veían el firmamento así? ¡Palmas en el cielo, a los 3 días: agua y hielo!”. Como palmas se elevan para recordar al hombre en cuya lacerante sentencia pido a todos los toreros, ganaderos, empresarios, aficionados y “gente del toro” que esta columna lean y que pretendamos tener un fin en común para amar y querer nuestra fiesta guarden y herrén a fuego en su corazón sus palabras de que:

“En esta casa se vive:
con el toro
para el toro
y por el toro”


Via: GlobalMediaSLP y @mlabastida6

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