El Nuevo Circo lleno de pajillas. Época dorada del toreo, los días cuando en el beisbol competían Royal y Magallanes y en los ensogados peleaba “El Pollo de La Palmita”. Era la época dorada de la competencia en la plaza entre el “Negro” Mendoza y de Rubito
Hoy se cumplen 111 años del natalicio de Julio Mendoza, 17 de agosto de 1900, el matador de toros más popular de todos los grandes toreros venezolanos. Torero de San Juan, que aprendió a pelear a cabezazos en la quebrada de El Guanábano, que fue rival del josefino Eleazar Sananes “Rubito”, y torero favorito de los boxeadores, como “El pollo de La Palmita”, Simón Chávez. Julio era hijo de Vicente Mendoza “El Niño”, arrojado y sin escuela, que se impuso a finales del siglo XIX, cuando en Caracas el gran espectáculo eran los toros, pues tanto el fútbol como el beisbol estaban en pañales.
Julio Mendoza creció “jugando al toro”, en las calles empedradas de la parroquia San Juan, por los lados de El Guanábano; y su aula magistral fueron los corrales del Matadero de San Agustín. Terrenos donde más tarde, en 1919, se asentaría el Nuevo Circo, la gran plaza venezolana.
En el matadero trabajaba como ayudante de su padre, ya que Vicente Mendoza, que se anunció en los carteles como “El Niño”, era matarife del rastro caraqueño.
Muy joven, con 16 años de edad, se convirtió en la atracción de los carteles toreando junto a su padre, hasta que en 1922 viajó a Colombia. Se presentó en Bogotá con Rafael el Gallo y “El Negro” Mendoza fue el triunfador de la temporada de tres tardes, arrebatándole el trofeo en disputa a José Corzo “Corcito”.
De Colombia pasó Madrid con cartel para debutar en Tetuán de las Victorias, el 5 de junio de 1925, y por su buena actuación logró contratos en Valencia.
Eran los días de Joaquín Rodríguez “Cagancho”, Félix Rodríguez, Fausto Barajas, Nicanor Villalta, Francisco Vega de los Reyes “Curro Puya”, todos ellos en el rango de los novilleros, y rivales del torero sanjuanero.
El 28 de septiembre de 1926 conquistó la plaza catalana de Barcelona, convirtiéndose en ídolo de la Ciudad Condal. Fue a Bilbao donde lidió toros de Miura, y con bien cimentado cartel viajó por toda España, hasta alcanzar la alternativa en Murcia en septiembre del 27, y confirmarla en Madrid con Luis Fuentes Bejarano y Juan Armillita.
Julio fue el rival de “Rubito”, los dos caraqueños que sembraron plazas por toda Venezuela. y ahora, su cuna Caracas.
Eleazar y Julio estimularon con su rivalidad los bandos de “rubiteros” y “juliteros”. Rubiteros, por ejemplo, fueron los hermanos Florencio y Juan Vicente Gómez Núñez, y julitero era Simón Chávez “El Pollo”.
Julio Mendoza vivía entre Caracas y Madrid, y en España se convirtió, junto al gran tenor Lorenzo González, en el gran embajador cultural de Venezuela. Sus tenidas gastronómicas, con hallacas y pabellón, dulce de lechosa y ponche crema, eran pretexto para sabrosas tertulias entre paisanos… Al pasar los años Julio entregó su posta del venezolanismo a Luis Sánchez “Diamante Negro” y, más tarde, a César Girón.
Han sido tres grandes del toreo nacional
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