jueves, 18 de agosto de 2011

CÉSAR VALENCIA, firme esperanza del toreo de Venezuela



César Valencia despierta desde hace unas temporadas una serie de positivos comentarios que apuntan a que es una de las grandes esperanzas que tiene el toreo venezolano en Europa. Forjado en silencio en Talavera de la Reina, muchas veces bajo la atenta mirada del maestro José Miguel Arroyo “Joselito”, el joven novillero ha ido asimilando conceptos, técnica, conocimientos y sobre todo, torería. Reconozco que al verle entrenar hace unos días en la Casa de Campo de Madrid, pensé que tenia trazo y pulcritud, pero sin la embestida de los animales, sólo se intuyen las formas y el fondo. Tenía que verle en acción para confirmar todo lo bueno que hablan de él.

El miércoles 17 de agosto amaneció como ya es costumbre, caluroso en Madrid. Sobre las diez de la mañana iniciamos viaje hacia Morales de Toro, en la provincia de Zamora, comunidad autónoma de Castilla y León. El viaje de poco más de tres horas permite disfrutar de las bellezas de los pueblos españoles, gracias a amplias y conservadas autovías y al manejo templado y seguro del banderillero Enrique Herrera quien junto a Eliecer Paredes formaba la cuadrilla del joven César para el festival sin picadores en honor al patrón del pueblo, San Roque. Morales de Toro, pequeño y encantador por su arquitectura antigua pertenece a Toro, y se encuentra entre Valladolid y Zamora. Su alcalde Luis Segovia y la teniente de Alcalde Mari Carmen Domínguez García nos recibieron con afecto y atención, mostrándonos la peculiar plaza que tiene mitad de portátil mitad plaza del pueblo. En el edificio del Ayuntamiento existen varios corrales allí estaban dos novillos de Julián Escudero y dos de Agustín San Román, para el matador de toros colombiano Alfredo Covilla “Rubio de San Diego” y el novillero César Valencia. Otra de las curiosidades del recinto es que los novillos salen al ruedo por la puerta de acceso del ayuntamiento.

Esta es la entraña del toreo, lejos de las grandes ferias y los hoteles de lujo. Los toreros descansan en un local del ayuntamiento, cercano a la plaza y allí se visten de corto. Con César Valencia viaja su padre, César, en labores de apoderado y mozo de espadas, y Mariano, amigo de la familia y entusiasta aficionado. El sorteo se realiza minutos antes del festejo y los novillos, fuertes, al ser de ganaderías diferentes se abren por hierros. El público, llena la plaza casi en su totalidad, pagando su respectiva entrada. Respetuosos y entendidos, dan seriedad al festival.

César Valencia saludó dos faroles de rodillas y excelentes verónicas a su primero, un novillo colorado de Julián Escudero, al que banderilleó portentoso, en un primer par de poder a poder, el segundo quebrando las banderillas en el testuz del astado, en clara evocación de su tío Bernardo y un tercer par al quiebro, perfecto. Valencia aprovechó totalmente las buenas embestidas del novillo para torearle con temple, gusto y estética, en largos y mandones muletazos, bajando la mano. Al final de la larga y buena faena se relajó, toreó con la mano derecha sin ayuda del estoque y hasta se dio el gusto de rematar con “luquesinas”, ese muletazo que inventó el matador Daniel Luque. que consiste en cambiarse la muleta de mano alternativamente sin espada, pasándose muy cerca a su oponente. Una superior estocada le permitió cortar las dos orejas y el rabo y al bravo novillo, se le dio la vuelta al ruedo. Con el cuarto, uno de los más fuertes del festejo, Valencia bregó con eficacia con el capote y volvió a banderillear con elegancia y aguante. Aquí estuvo importante el joven torero, pues el novillo tenía mucho que torear. Bien colocando, presentando el engaño por delante y preciso en los toques, Valencia se arrimó con cabeza fría, toreó espléndidamente con ambas manos y a pesar de fallar con el acero, cortó una oreja. Una gran promesa se fragua en la España profunda, y aunque en esto del toro no caben los vaticinios, Venezuela tiene en él una firme y solido torero.

El matador colombiano Alfredo Covilla “Rubio de San Diego” toreó suave y muy templado al flojo y terciado primero, que rodó por la arena varias veces. Bien el torero que estuvo técnicamente perfecto, cortando la oreja tras estocada. Con el tercero, más fuerte y complicado, estuvo por allí sin sacar nada en claro, aunque el pueblo le premió con una oreja, que le permitió salir a hombros con César Valencia.

FICHA DEL FESTEJO

Morales de Toro (Zamora)

Miércoles 17 de agosto. Festival sin picadores.

Dos novillos de Julián Escudero, excelente el segundo premiado con la vuelta al ruedo y dos de Agustín San Román, de buen juego, salvo el tercero.

Alfredo Covilla “Rubio de San Diego” (Oreja y oreja)

César Valencia (Dos orejas y rabo y oreja)

Ambos toreros salieron a hombros. Destacaron en la brega Enrique Herrera y Eliecer Paredes, que también manejó con acierto la puntilla. Casi lleno

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