viernes, 12 de agosto de 2011

CANTINFLAS, 100 años de un genio



Rafael Dupouy Gómez

Cien años se cumplen hoy, 12 de agosto de 2011, del nacimiento de Mario Moreno Reyes “Cantinflas”. En el barrio de Tacuba, en la ciudad de México, vino al mundo para hacernos reír un montón, el 12 de agosto de 1911, siendo el quinto hijo del matrimonio de Pedro Moreno y Soledad Reyes. En sus comienzos quiso ser boxeador, participó en algunos circos y teatros de los bajos fondos como bailarín cómico, pero su auténtica revelación fue como torero bufo.
“Cantinflas”, fue un genio de la comicidad mundial que incorporó en el cine su extraordinaria pasión por la Fiesta Brava, destacando en la gran pantalla su faceta cómica torera en películas como:
“Así es mi tierra” (1937), “Ni sangre, ni arena” (1941), parodiando a la novela de Vicente Blasco Ibáñez y “La vuelta al mundo en 80 días”
(1956), producida por Mike Todd, actuando como “Passepartout”, el asistente del famoso actor británico David Niven, durante su travesía por el mundo. “Cantinflas” en esta película, ganadora de 5 premios Oscar en 1956 incluyendo mejor película, realizó una magnífica interpretación del toreo bufo compartiendo cartel, nada más y nada menos, que con Luis Miguel Dominguín en la plaza de toros del pueblo español de Chinchón.
En la película “El Padrecito” (1965), también realizó su toreo cómico, interpretando a un Sacerdote que organizó una corrida de toros para conseguir beneficios a su parroquia, pero como el matador de toros no se presentó ese día, “Cantinflas” tuvo que lidiar el toro con su habilidad y destreza.
Mario Moreno “Cantinflas”, gracias a su éxito como torero cómico desde que debutara en la plaza de toros “El Toreo” de la capital mexicana el 6 de enero de 1938, entendió que su afición taurina lo catapultaría al triunfo por los ruedos mexicanos y del mundo divirtiendo a la gente.
Su aspecto andrajoso, su diminuto bigote en los extremos, el pañuelo amarrado al cuello, los pantalones siempre caídos, su peculiar forma de caminar y su verborrea característica e insuperable por su sagacidad y oportuna ocurrencia, le hicieron aclamar por el público que supo valorar su talento.
Se le podría catalogar como el “Chaplin Latinoamericano”. Si el primero tuvo éxito sin hablar en el cine mudo, el segundo hablaría hasta por los codos improvisando sus monólogos y diálogos con insuperable ingenio.
“Manolete” participa en Festival con “Cantinflas”
Luego de la inauguración de la Plaza de Toros Monumental de México, el 5 de febrero de 1946, con capacidad para 50.000 personas, donde participó Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, cortando la primera oreja en ese coso, le tocó al “Monstruo” de Córdoba compartir un festival el 19 de febrero de ese mismo año con Pepe Luis Vázquez, Pepín
Martin Vázquez y los diestros mexicanos Fermín Espinosa “Armillita”, Silverio Pérez y Luis Procuna. “Cantinflas” completó el cartel haciendo reír al público con su característica forma de torear y le brindó el novillo a “Manolete” quien no pudo aguantar su seriedad ante el genio de la comicidad.
Mario Moreno “Cantinflas” junto al ídolo, Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, durante su actuación en un festival, el 19 de febrero de 1946 en la Monumental de México.
“Cantinflas”, el cómico universal, se dedicó muy cerca de San Luis de Potosí, a la cría de reses bravas en su finca llamada “El Detalle”, presentando sus toros con el nombre de “Hermanos Moreno Reyes”. Tuvo muchos éxitos como ganadero.
“Cantinflas” en Venezuela
En Venezuela Mario Moreno “Cantinflas”, actuó en el Nuevo Circo de Caracas, el 12 de octubre de 1947 con dos becerros de “Guayabita” al
lado de los novilleros venezolanos Eduardo Antich y “Cerrajillas Chico” con reses criollas.
El 15 de octubre de 1947, “Cantinflas” volvió a participar en la plaza “Arenas de Valencia” nuevamente con “Cerrajillas Chico”.
Posteriormente, la empresa Barnum presentó a “Cantinflas”, en el Nuevo Circo de Caracas, el 22 de marzo de 1953 completando el cartel los novilleros venezolanos Sergio Díaz y Germán Regalado.
La fortuna de conocerlo en New York
El 17 de agosto de 1982, yo tenía 17 años de edad y me encontraba de vacaciones con mi familia en New York. Fuimos a almorzar al Restaurant “Sea Fare of Aegean”. Luego de elegir nuestra mesa, me puse a observar a las personas que se encontraban sentadas y me sorprendió ver a pocos metros de distancia al famoso comediante Mario Moreno “Cantinflas”. No lo podía creer, aquel ídolo de mi infancia, se encontraba con sus enormes anteojos negros, que siempre utilizaba, conversando con un señor norteamericano.
Mi familia creía que era broma lo que yo les decía que “Cantinflas” estaba en el Restaurant comiendo. Al rato, el mismísimo Mario Moreno se levantó, caminó por nuestra mesa y todos reaccionamos exclamando a la vez: ¡Cantinflas!
El genial cómico sonrió sorprendido y nos hizo señas de que regresaría en un momento, porque se dirigía al baño. Finalmente, apareció, se acercó muy amablemente a nuestra mesa, nos saludo cariñosamente y nos preguntó de dónde veníamos. Al responder que de Venezuela, se contentó muchísimo, puso sus manos sobre los hombros de mis abuelos Florencio y Elena, diciéndoles que los felicitaba por la bonita familia que teníamos. Estaban también mi madre y mis hermanos. “Cantinflas”, nos comentó su excelente amistad de tantos años con Amador Bendayán a quien había visitado, recientemente, en su programa “Sábado Sensacional”.
Fue para nosotros un encuentro inolvidable. “Cantinflas”, nos firmó un autógrafo con una bonita dedicatoria para la familia. Lo recuerdo muy especialmente por su sencillez, amabilidad y gran calidad humana.
Es oportuna la fecha del centenario de su nacimiento para brindar este bonito recuerdo al más genial y ocurrente de los cómicos que nos ha hecho reír haciéndonos la vida más feliz y divertida.
Rafael Dupouy Gómez

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