Ivan Fandiño revoluciona la plaza de Pamplona con un saludo a portagayola
Aún habrá quien no haya asimilado el saludo a portagayola con el capote a la espalda de Iván Fandiño. Yo no lo he hecho. No lo había visto en mi vida. Y me admira. Primero porque el toreo necesita de hacer cosas nuevas y seguidamente, claro está, por los redaños que hay que tener. Por gaoneras a portagayola... Increíble. Mérito no, lo siguiente. Las astifinas dagas del de Fuente Ymbro revolotearon como mariposas negras. El toro, un punto montado, altito de cruz, enseñaba la puntas por delante, astifinisimo como toda la corrida, de diferentes hechuras y remate, pero muy igualada mirada de frente. Una tía. Fandiño estuvo como viene estando. Firme, ajustado, clásico. De entrada con tres pases cambiados. Y luego una serie de encaje y largos y fluidos derechazos ligados. Los de pecho lo ejecuta echándose todo el toro por delante pero no a la hombrera contraria, sino en un sentido muy antiguo. Otra serie de semejante firmeza. Y a partir de ahí el toro fue muy a menos. Sin finales. Pero ya se encargó Fandiño de buscárselo con una serie de ajustadísimas bernadinas y una gran estocada. Oreja de justicia.
Antonio Ferrera no tuvo su tarde. El colorado cuarto, astifino hasta las cepas, se "deslizaba" que dicen ahora por el pitón izquierdo con el empuje justo y necesario para el bien torear. Buen toro de veras. Quizá algo más de desarrollo le faltó a las intenciones de viejo y hermoso cinqueño primero. Un pavo. El puyazo de entrada debió ser menor y el empleo del toro en la muleta mayor. Pero cómo colocaba la cara hasta en los muletazos de adorno finales.
César Jiménez tardó poco en descalzarse con el segundo de Ricardo Gallardo, más escurrido de los cuartos traseros. Calidad estupenda especialmente por el derecho en faena rutinaria que acabó en bajonazo. Ni el final ni el principio de la faena -para un toro con la fuerza contada- fueron los idóneos. Mejoró la cosa en el quinto que siempre fue a más en la faena de un César Jiménez que dicen maduro y que tal vez lo esté. Le cortó una oreja a su estilo, que paso de entrar en mayores.
El peor de la corrida fue el sexto. Y el más feo. Peor por rajado. El resto de la fuenteymbrada para que las figuras lo rehabiliten. Fandiño anduvo en torero, que no es poco. Pero un tanto insistente. La voltereta última, absurda. Allá en la querencia.
Ficha:
Monumental de Pamplona. Lunes, 11 de julio de 2011. Séptima de feria. Lleno (20.000 personas). Toros de Fuente Ymbro, muy serios, tremedamente astifinos, igualados por delante; fundamentalmente noble; sin empuje la clase del cinqueño 1º; estupendo pitón derecho el del escurrido y algo blando 2º; a menos el noble 3; el colorado y astifínisimo 4º se entregó por el izquierdo; a más el 5º; rajado el feo 6º.
Antonio Ferrera, de grosella y oro. Pinchazo, media estocada tendida y cinco descabellos. Aviso (silencio). En el cuarto, media tendida, estocada trasera y seis descabellos. Dos avisos (silencio).
César Jiménez, de verde hoja y oro. Bajonazo (petición y saludos). En el quinto, estocada corta y descabello (oreja).
Iván Fandiño, de azul añil y oro. gran estocada (oreja). En el sexto, estocada que escupe, media trasera y descabello. Aviso (ovación de despedida).
No hay comentarios:
Publicar un comentario