La alemana Anya Bartels-Suermondt expone en Las Ventas 50 fotos en blanco y negro del torero de Galapagar
MANUEL MORALES
EL PAÍS Madrid - 03/06/2011
Saliendo a hombros en la Monumental de Barcelona, serio y concentrado antes de la corrida, sentado en las tablas... La fotógrafa alemana Anya Bartels-Suermondt (Düsseldorf, 1965) se ha pegado a José Tomás desde 1996 -el año en que el torero confirmó su alternativa-, le ha hecho desde entonces miles de fotos a quien considera "mucho más que un torero" y ahora enseña medio centenar de ellas, en blanco y negro, en la exposición Torear es vivir, en la sala Antoñete de Las Ventas, hasta el 12 de junio. Esta muestra llega a poco más de un mes de que el torero reaparezca en Valencia, el 23 de julio, tras la gravísima cogida que sufrió en Aguascalientes (México) el año pasado. Su regreso será, según Salvador Boix, su apoderado, "con el mismo compromiso de siempre".
La autora ha escogido para la muestra una mayoría de fotos de la plaza Monumental de Barcelona
"Es como un torero antiguo, parece que viene de otro tiempo, por sus miradas, sus gestos", dice la fotógrafa
¿Pero cómo es que a una alemana le gustan los toros y se convierte en la sombra de José Tomás? Ella explica que en esta cuestión no se trata de ser de un país u otro. "Me enamoré del mundo del toreo desde que vine a vivir a España en 1995". Esa fascinación entroncó con "un espectáculo muy fotogénico, ante el que la indiferencia es imposible".
Bartels-Suermondt quedó fascinada por José Tomás desde la primera vez que lo vio. Para definir al diestro emplea palabras como "empaque". "Es mucho más que un torero; los hay muy buenos, pero luego está él. Parece de otro mundo". Esta descripción de alguien venido de otro planeta se aprecia perfectamente en una de las fotografías, en la que se le ve despeinado, con la mirada perdida y el rostro bañado por el sudor y la arena. Eso fue en la Monumental de Barcelona, hace dos años, y es una de las tomas favoritas de la autora, que ha escogido para la muestra una mayoría de fotos de la plaza barcelonesa porque le "duele en el alma" que las corridas vayan a desaparecer de Cataluña. Además, "los aficionados saben que Barcelona es especial para José Tomás".
Encantador y culto
En las imágenes de Anya se aprecia que no solo ha hecho fotos de un torero, sino que lo conoce, que se ha acercado a él tanto como el diestro a los toros. Por eso puede detallar su carácter, el de "un hombre encantador, muy culto, lector y discreto con su vida". Alguien que prefiere "el silencio, y eso se refleja en la plaza. Su mirada tiene gran intensidad y es una persona que no tiene dobleces y dice lo que piensa". Esta reportera explica que escogió el blanco y negro para sus fotos por la estampa de Tomás. "Es como un torero antiguo, parece que viene de otro tiempo, por sus miradas, sus gestos y la fuerza del rostro". Esa pasión por Tomás le ha llevado a dedicarle ya dos libros de fotos -uno en 2002, otro en 2009-. Algunas de esas imágenes están en la exposición.
Cuenta Bartels-Suermondt que cuando fotografía a José Tomás en el patio de cuadrillas, "él está a su aire, son los momentos previos a salir a la plaza, de tensión, y le noto si está más o menos nervioso, por eso prefiero trabajar con respeto". Una excepción a esos instantes en los que "el torero no quiere ni que se le hable" se produjo en la plaza de Algeciras, en 2007, cuando el patio estaba vacío "y de repente vi que Tomás ponía cara de 'pero esto qué es' y allí estaba un niño tirándole del capote de paseíllo". Ese momento especial, el del torero sonriendo al pequeño que se había soltado de la mano de sus padres, es una de las fotos más queridas por la periodista. También está entre sus favoritas la del diestro cansado, con una rodilla en la tierra y su rostro enfocado entre los pitones, mirando fijamente al animal. "Es la imagen del drama del toreo, en aquella tarde cortó tres orejas y tuvo tres cogidas, el 15 de junio de 2008, en Madrid".
En la sala Antoñete, quienes cuidan de la exposición afirman que la instantánea que más gusta a los visitantes es aquella en la que se ve en primer plano una estocada certera y al fondo al torero desenfocado, en una corrida en El Puerto de Santa María en el año 2008.
Al final, tras pasear por la exposición Torear es vivir -una frase de Tomás- lo que queda más grabado en la retina son las huellas de la lucha entre el hombre y el toro. Como ese primer plano del torero con las cicatrices de las cornadas, o la que le muestra con cara, puño y acero ensangrentado, a punto de entrar a matar o a morir.
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