Información y Opinión Taurina de Venezuela para el Mundo, por el periodista y crítico taurino venezolano Víctor José López "EL VITO"
viernes, 17 de junio de 2011
José Tomás, Aparicio, Aguilar o Abellán. Cogidas espantosas que han quedado en nuestra retina como parte inevitable del arte de matar... o morir
José Tomás, su reaparición será un día grande para el toreo
ANDRÉS AMORÓS
ABC / MAdrid
Dentro de menos de mes y medio, el próximo 23 de julio, José Tomás estará de nuevo frente a un toro. Será en Valencia. Un nuevo día grande para el toreo, que ve regresar a su hijo pródigo un día antes de cumplir un año y tres meses de sufrir una sobrecogedora cornada en la mexicana feria de San Marcos de Aguascalientes.
Aquel día, José Tomás lidiaba a su segundo toro. «Navegante» le propinaba una cornada de 15 centímetros, lo que hizo temer lo peor a los aficionados a los toros. Era la segunda que sufría en el escenario que le vio crecer como novillero y como la gran figura que es.
Ocupa ya un lugar entre los grandes por un valor que nadie iguala. Cada corrida es un compromiso con los aficionados que van a la plaza, los únicos que le pueden ver. Prefiere ofrecer espectáculos a públicos reducidos, a los que hacen el esfuerzo de ocupar uno de los demandados asientos de las plazas que levanta con sus pases de vértigo.
El drama es su seña de identidad, juega en los extremos. Como como todos los toreros. Solo los elegidos pueden ponerse delante de un animal que pesa enter 500 y 600 kilogramos. Solo ellos son capaces de controlar sus embestidas con los «olés» de banda sonora. Y solo ellos son capaces de resistir como si tuvieran siete vidas.
Lo hizo José Tomás en México y lo hizo Julio Aparicio una tarde de mayo de 2010. En la memoria queda aquel pitón que le atravesaba la boca en la plaza de Las Ventas. Un tropiezo, un momento de despiste... suficiente para verse a merced de «Opíparo», de la ganadería de Juan Pedro Domecq.
Salió de ella, como también lo hizo el joven diestro Sergio Aguilar. La enfermería de Bilbao recibía en agosto del pasado año al torero tras sufrir una cogida de fotografía similar a la de Aparicio. Están hechos de otra pasta y salió adelante. Tal vez sean las enfermerías de las plazas, siempre dispuestas a devolver a los toreros a su lugar natural.
Miguel Abellán el último en comprobarlo
Las cogidas son solo un elemento más. El último en comprobarlo ha sido Miguel Abellán, quien este sábado resultó herido en la boca en Las Ventas. «El toro me quitó varias piezas, aunque yo sigo estando de una pieza. Me sentiré más fuerte. Ahí será cuando reaparezca». Aparició regresó, José Tomás lo hará y Abellán cuenta los días desde el hospital. Como dice el diestro de Galapagar, «vivir sin torear no es vivir».
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