
Manolo Arruza, nieto de doña Cristina, ha escrito este hermoso y muy sentido homenaje a la madre del gran maestro, su padre.
Hemos querido dedicar éste homenaje a quien no solo por haber sido quien fué tiene un lugar privilegiado entre nosotros, sino también, por haber ido más allá de todo lo inimaginable al grado que solo podemos definirla como: Cristina, una madre "coraje", como dijera el gran maestro Mario Benedetti, ...
Cartas, entrevistas, notas, y biografías, la describen como el motor principal de su familia y de sus hijos, en especial, de los dos menores: Manolo y Carlos.
Mujer que supo acoplarse a las tempestades del tiempo pero siempre bajo una visión adelantada a su época sin perder sus valores y gran amante de la libertad y de la autonomía.
Hermana del poeta León Felipe, llega a escribir artículos en revistas de manera casual aunque cabe señalar que su talento más destacado lo fué el comercio gracias a su gusto refinado y manejo impecable administrativo, convirtiéndose Cristina en México, en una de las primeras mujeres de los años 30's del siglo pasado, quien se encontraba al frente de un exitoso negocio al cual nombró "Piquio", una casa de ropa para niños confeccionadas con telas y diseños españoles.
Hija del muy reconocido y honorable notario Don Higinio Camino de la Rosa y Doña Valeriana Galicia, Cristina resulta ser también prima del gran pintor Francisco Galicia y tía del también pintor y escultor José Luis Galicia, quienes dan vida a la Dinastía Galicia que hoy en día es una de las más respetadas y reconocidas y de las pocas que pueden escribir en su curriculum que sus obras se ven expuestas en el Museo Del Prado de Madrid.
Cristina y José Ruiz Arruza, ambos nacidos en Santander, forman una familia en México a partir de 1910... Dos españoles que vivieron diferentes épocas políticas en tierra ajena, desde la revolución hasta el mandato del presidente Miguel Alemán, aproximadamente...
Hablar de ésta mujer, simplemente se traduce a un libro en el que siempre destacará su belleza, su inteligencia, su indiscutible y regia personalidad, pero para aquellos que la conocieron más allá de lo aquí expuesto, Cristina fué la esposa, madre y abuela que siempre "sacó la casta" y estuvo a la altura de las circunstancias... Fué Cristina, quien una vez viuda, tuvo que apoyar a sus dos hijos menores: Manolo y Carlos, en su gran pasión por convertirse en matadores de toros pese a su desacuerdo. Fué ella quien tuvo que enfrentarse al dolor de la pérdida de un hijo, cuando Manolo tuvo un fatal accidente que le quitó la vida a sus 22 años de edad. Fué Cristina el consuelo para sus hijos y a la vez, el ejemplo de llorar en silencio por el que se fué y reir con la misma fuerza por los que se quedaron. Una madre que como broma macabra, 25 años después se enfrenta a la lamentable pérdida de su hijo Carlos... "Una madre no guarda luto ni por tres ni por cinco meses o años. El luto se lleva en el alma como puñal clavado que día a día desgarra... Falso que cicatrice la herida. Aprendes a vivir con lo que tienes y lo que te toca, pero no con lo que deseas o con quienes quieres estar" -Cristina-
Manolo Arruza:
"Mi padre confirmó en Las Ventas de Madrid el 18 de julio de 1944 y 30 años después, lo hice yo, precisamente un 20 de mayo, un día en el que Don Andrés Gago y un servidor, no deseábamos por lo que éste representaba, pero la empresa así lo dispuso y no había nada que pudieramos hacer... Mi padre se presenta con un cartel de lujo, pues le confirmaba el maestro Antonio Bienvenida de Padrino y como testigo Morenito de Talavera, en cuyo festejo logra cortar dos orejas... Triunfo de Arruza que le abrió las puertas de España, comenzando por Barcelona y Valencia, principalmente; Mi confirmación también se conformó con un cartel que hoy resulta de época: el maestro Palomo Linares y el recordado Francisco Rivera "Paquirri". Obtuve el corte de una oreja en mi toro de confirmación y ante mi asombro, fuí el único que toco pelo esa tarde... Ella estaba allí, esperandome en la habitación del hotel tal como esperó años atrás a mi padre. Fué mi abuela, la única mujer, que estuvo a lado de su hijo y de su nieto, en la que se puede traducir como la corrida más importante por el compromiso que reprensenta... Con su rosario en la mano y una sonrisa amplia para recibirme con un fuerte abrazo de abuela, de madre y en nombre de mi padre, esa oreja, a mí, me supo a puerta grande"
Cristina muere el 11 de septiembre de 1976 a causa de efisema pulmonar en la casa de su hijo mayor, Pepe, ubicada en Sevilla...
"Don Andrés Gago y yo regresamos a México semanas antes de la muerte de mi abuela, pues había que cerrar unos carteles para Guadalajara y otras ciudades más, además de otros asuntos que ahora no recuerdo bien pero que hacían que nuestra presencia en México tuviera que darse... Recibí la noticia y lo primero que se me vino a la mente fué un cúmulo de imágenes de tantas tardes que pasamos juntos, pláticas, viajes... pero hubo una en especial que no se borrará de mi mente jamás... Acostada en su cama, con la mascarilla de oxigeno y solo mirándome como queriéndome decir tántas cosas, mi abuela me hablaba con caricias en la mano y cuando ya no podía más, me las gritaba con un fuerte apretón...Yo no sabía que se aproximaba el fin... Hoy, después de tantos años, tengo con ella una deuda moral... Traeer sus restos mortales a México para ser depositados junto con los de mi hermanita Lupita que estan en Sevilla, en la tumba en donde se encuentra mi abuelo José, su esposo, mi tío Manolo y mi padre, en el Cementerio Español... Así ya no estarán tan solitas y olvidadas"
"De mi abuela Cristina... Mujer de arreglo impecable, con una personalidad arrolladoramente impactante, de carácter fuerte, inteligente, alegre, cariñosa y sumamente independiente... ¡Cuidado con Doña Cristina que era cosa y punto aparte! Porque fué ella el timón de mi padre y fué ella la mujer más importante y quien estaba por encima de todo y de todos, en la vida de mi Ciclón, quien la amaba y respetaba como a nadie... Ella es una mujer tan importante en mi vida que ocupa un lugar privilegiado en mi casa, quien diariamente, frente a su imagen , me dá su bendición antes de salir de casa y a quien brindo un beso cuando regreso con la satisfacción del deber cumplido, tal como a ella le gustaba".... -Manolo Arruza-
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