miércoles, 29 de diciembre de 2010

CARTA DE PEPE MATA A "JARDINERO DE SAN MATEO"

DON HERMILO LÓPEZ-BASSOLS

“Jardinero de San Mateo”


PRESENTE



Estimado Hermilo:



He leído con suma atención tu nota publicada este lunes 27 de diciembre en el diario Esto, en la que fundamentalmente destacan tus comentarios que intentan salvar de la debacle, al lamentable encierro que han enviado los señores propietarios de San Marcos, lo que te honra como amigo de ellos, pero quizá no correspondes a la grandeza en lo que a la ética se refiere; y no lo digo porque en lugar de firmar con tu nombre… utilices un seudónimo. No quiero pensar, como lo han hecho muchos, que es con el nada noble fin de esconderte en la sombra, lo que en la luz deberías de hacer.



La integridad manda a los hombres rectos, cabales, a ser responsables de sus actos, y una de esas responsabilidades está, como periodista al menos, en firmar con su nombre los escritos que se realizan. Eso, evidentemente da seriedad y credibilidad a quien distingue leyendo los puntos de vista expresados. Pero cuando la gente busca esconderse en el anonimato, produce un estado de absoluta desconfianza, porque no hay grandeza en quien escribe.



Ahora bien, al margen de lo anterior, también quedé atónito cuando elevaste, en tu escrito por supuesto, a caso ejemplar al periodista taurino español más desprestigiado en su propia España, ante los ojos que reprueban la corrupción. Sí, ante las buenas conciencias como son los exigentes aficionados del Tendido Siete, de la Asociación de El Toro de Madrid, en fin, de tantos exigentes aficionados españoles, y tú lo elogias como si fuera un digno ejemplo a seguir. Cosas veredes.



No obstante, tampoco acabo de comprender, perdona por ello, la insistencia de volver a utilizar al toro Guadalupano de los señores Gómez -del que se te ha pasado reconocerle que fue repetidor y tuvo clase y calidad en su embestir-, que si bien es cierto no debió haberse indultado, porque entre otras cosas, no peleó con los caballos, lo tomes como bandera para ensalzar a los seis toros de San Marcos, los que a pesar de lo que tu conciencia de amigo de los ganaderos pueda decir… fueron un compendio de falta de casta y falta de bravura.



Todos, como gente pública somos criticables, pero con fundamento, y para defender lo indefendible, como en este caso… la mansedumbre y el descastamiento de los toros que aparecieron en el redondel de Insurgentes, decidiste como dictador… fascista, enjuiciar a los toreros, y para ti dar por terminadas sus carreras, sobre todo, a la de uno de ellos, del que se aprecia sientes más odio personal, que un sólido fundamento, porque en tu escrito hace ver que desconoces de su trayectoria.



Sin embargo, ningún periodista acaba con la carrera de un torero. Sobre todo porque está en los toreros superarse, y no dudo que los tres del cartel lo consigan, muy a pesar de lo que el periodista pueda decir.



¿En verdad tú crees que el encierro tuvo bravura y casta?



Mira, los toros que fueron impecablemente presentados, al caballo asistieron con la cara alta, defendiéndose, tratándose de quitar el castigo, de pronto regalaban embestidas porque eran los propios toreros los que les obligaban hacerlo a través de insistir, no porque fuera la voluntad de los toros. Los toreros los hicieron ver mejor de lo que en la realidad fueron.



El segundo, cuando le tapó la salida el varilarguero para que no se saliera de la suerte, y tuvo que rectificar el puyazo porque era trasero, el toro se confió y, lo que hizo con el peso que traía, fue aventarlo para salir del encuentro, provocando un derribo (caída accidental del caballo) no un tumbo, en lugar de quedarse a pelear como lo hubiera hecho un toro bravo.



Creo que tú, mejor que nadie, sabes que los toros bravos se arrancan de largo, acuden abajo del peto y empujan con poderío con los riñones, hasta conseguir su objetivo de derrumbar al caballo; jamás avientan cornadas de manso arriba del peto para deshacer el encuentro, ni salen sueltos, como lo hicieron varios del encierro.



Es más, se percibió que los toros provenían de una ganadería sin definición, y si don Antonio Llaguno hubiera estado en el embudo de Insurgentes, le habría dado, seguramente vergüenza, de ver lidiar esos ejemplares que necesariamente tienen sangre de San Mateo.



Creo en los errores, y por eso, en este momento supongo que has caído en uno de ellos, y también supongo que a partir de este escrito, deberá de desaparecer Jardinero de San Mateo, para dar paso a Hermilo López-Bassols, una persona seria, inteligente, responsable; que tenga la grandeza de aceptar cuando se equivoca, y de dar la cara ante el público, porque criticar en el anonimato, cuestiona toda su honorabilidad, y hace ver una falta de autoridad moral para poder dar un juicio crítico.



Y me permito comentarte esto, porque como reza el adagio… “a los amigos se les hiere con la verdad para no asesinarlos con la mentira”. Buscando así… el burladero de alivio.



Seguro estoy que los ganaderos eran los primeros que no deseaban que sus seis toros resultaran mansos y descastados, pero otra cosa es que hayan resultado así, y tú te des a la tarea de encubrir el hecho y denostar a los toreros.



Ser un periodista va más allá de lo que tú estás haciendo, porque se tiene el compromiso con el lector, de ofrecer un argumento serio, independiente. De ofrecer una verdad sin compromisos.



Te saluda,

José Mata

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