martes, 23 de noviembre de 2010

EL TORERO DE LA VEGA EN MERIDIANO

La meta de Leonardo Benítez:
asignatura pendiente de Madrid







Leonardo Benítez estuvo en la Redacción de Meridiano, una visita que se prolongó por varias horas. El torero de La Vega, como le llamamos aquella tarde que abrió de par en par la Puerta Grande del Nuevo Circo, la primera vez porque luego lo haría varias veces más, llegó procedente de Maracaibo donde actuó en la primera corrida de la Feria de La Chinita.
Puesto de un lado el enojo, habla con ilusión Leonardo de sus próximos compromisos en Venezuela.
Tengo hecho el 18 de diciembre en Tovar, mano a mano con Rafael Orellana, un rejoneador y toros de Campolargo y a San Cristóbal con una corrida del Licenciado (Hugo Domingo Molina) con Antonio Barrera, El Fandi y el rejoneador Rafa Rodríguez. Dos carteles que me llenan, me ilusionan, porque sé que hay mucha garantía en los toros para el triunfo y deben abrirme las puertas a otras ferias como Mérida y Maracay antes de meterme de lleno en la campaña de México.
¿Importan mucho las plazas venezolanas?
Siempre me han importado, ha sido desde mis inicios la temporada venezolana la más importante para mi.
¿Y México?
Me hice torero en México, siempre he defendido a la torería mexicana, al extremo que un día, por una radio, unas expresiones mías en defensa de los toreros mexicanos fueron mal interpretadas por el doctor Rafael Herrerías. No he tendido la oportunidad de aclararlo con el doctor, a quien le debo mucho en mi vida como torero, en especial le debo tardes de triunfo en la Monumental porque siempre creyó en mi y me cuidó con carteles en los que pudiera triunfar, como lo hice. No he tenido la oportunidad de verle, pero lo haré en su debido momento. No en su oficina, porque ambos tenemos muc ho temperamento. Lo haré como amigo, con el respeto y el afecto que siempre he sentido por él.
¿Qué nos dice de España?
Una asignatura pendiente. No estuve por debajo de las exigencias, cuando fue a Europa. En Beziers, aquella tarde de las cuatro orejas al lado de dos monstruos como lo son los maestros Curro Romero y Enrique Ponce lo demostré. Luego fue a Madrid. No estuve mal y si se me fue una oreja fue por el milimétrico cálculo en la exigencia de aquella gran afición. Sé que Madrid me espera y sé que he de triunfar en esa plaza.
¿Apoderado?
Ya no me apodera Arturo (Magaña), fue una etapa de mi vida muy impoertante y ambos acordamos de manera amigable en buscar otros derroteros. Ahora tengo un nuevo apoderado con el que debo cerrar negociaciones con varias empresas y es por ello que debo regresar de carrera a México.
Además, al maestro le esperan Enmanuel y Joshua, sus vástagos.
Dos soles que con mi esposa, llenan mi vida de luz y de motivos para luchar. Volveré para cumplir con algunas invitaciones atentaderos y prepararme lleno de ilusión para estos dos próximos compromisos en Tovar y en San Cristóbal.

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