Cambió de Apoderado, a Simón Casas por Javier Gonzále, porque a Casas le parece exagerada la exigencia salarial
EL VITO
El joven Julio Aparicio se hizo famoso dentro y fuera del mundo de los toros por lo escalofriante de la foto de la terrible cornada sufrida en la Monumental de Madrid la tarde del 21 de mayo la Feria de San Isidro.
La foto llegó a todos los rincones del orbe. Los medios la propagaron, más por escandalosa que por méritos taurinos. Dio la vuelta al mundo, fue portada desde The New York Post, El Comercio de Lima. Si el 21 de mayo alguien hubiera dicho que en dos meses ya estaría listo para volver al ruedo, se le hubiera tildado de orate.
Aparicio, hijo del matrimonio entre el famoso maestro Julio Aparicio y la bailaora Malene, tiene más de 40 años de edad. Se acerca a la veintena de temporadas, como profesional, y han sido pocos sus méritos como torero a no ser el de su herencia artística, que le ubica en el sello de "torero artista", cosa que está por verse.
Arrinconado se encontraba Julito Aparicio cuando este año en Nimes logró la tarde de su vida, gracias a su apoderado Simón Casas, quien como empresario de Nimes locolocó en una de las tardes de la feria francesa. Estuvo muy bien Aparicio, y se creía que cambiaría la moneda hasta que 24 horas más tare un toro de Juan pedro, Opíparo le propinó la cornada referida, una de las más ruidosas de la historia contemporánea.
Curiosamente fue el triunfo de Francia el de su vida, un día antes de su tragedia en Las Ventas, hubo quien dijo que "ayer no se cambiaba por nadie, hoy nadie se cambia por él".
El 4 de junio abandonó el hospital de pie. Rodeado de micrófonos que le pedían declaraciones. No habló. Se limitó a hacer gestos. Se detuvo en el límite de las escaleras de salida del Hospital 12 de Octubre de Madrid. Su apoderado Simón Casas le había negociado Pontevedra yMarbella para su reaparición el 1 de agosto y el 6 de agosto, respectivamente.Le habían ofrecido 48.000 euros; pero si se llenaba la plaza para la Feria de la Peregrina —7.800 localidades— la cifra podría llegar a los 60.000. Aparicio aspiraba al triple. «Sabía que podía pedir
más por la cornada. Los médicos le permitían volver al ruedo. Con calma, peroestaría listo para agosto.
Al día siguiente Simón Casas ya no era apoderado de Julio Aparicio, Javier González ocupa su
puesto.
No hay contrato firmado. En el mundo del toro, un mundo de hombres todo se hace de palabra, palabra de hombre.
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