Información y Opinión Taurina de Venezuela para el Mundo, por el periodista y crítico taurino venezolano Víctor José López "EL VITO"
martes, 9 de marzo de 2010
A PESAR DE TODO, HABRÁ TOROS EN MARACAY
EL VITO
El justificativo de crisis se ha caído por el peso de la organización de la Feria del Sol en Mérida, de la que los aficionados traen en sus labios el dulzor de las faenas de El Juli y de El Fandi.
Los Hermanos Rodríguez hicieron una gran temporada, con los mismos barros que los demás alfareros; y fueron capaces de hornear más guijarros a pesar de tener una ciudad en llamas, a causa de los malestares políticos que padece la nación.
Mientras eso ocurría en Mérida, en la Barcelona de España el Parlamento Catalán ahondaba la crisis; pero no la crisis taurina, que en España no la hay, menos aún la económica, que los pulveriza como nación. Se profundizaba la crisis política, la separación latente entre los catalanes que no quieren ser españoles y que atacan los toros por ser tradición que ellos consideran española.
Cuando los toreros
defienden su fiesta
Esta situación ha sido confrontada por los toreros de España, con Joselito al frente junto a Serafín Marín, con la innegable participación de José Tomás.
Coincidencialmente, mientras se debatía en España, los toreros en Venezuela siguen guardados, con pocas excepciones. Más bien se dejan ver para que el gobernador de Aragua les ayude, les reconozca como chavistas, como gente del proceso y los ponga en los carteles. Vale decir que el gobernador Isea es un tenientico que dejó de jugar golf porque a su comandante no le gusta el juego. ¿Creen que le importará que cuatro toreros no hagan el paseíllo en San José, o en ninguna feria mientras él complazca a su comandante en jefe?
Seguros estamos que este gobernador ignora la ineluctable presencia de los toros en la historia de la ciudad capital de Aragua, la muy querida Maracay. Presencia de camadas de toreros, como los hermanos Girón, César, Rafael, Curro y Efraín, que como lo hiciera antes Luis Sánchez y mucho antes Eleazar Sananes, abrieron trochas con su ejemplo hasta colocar a Venezuela en el firmamento universal de la Fiesta de los Toros. Lo hicieron desnudos ante la adversidad, sin mendigar amparos oficiales que han provocado la decadencia del toreo nacional hasta convertirlo en misión menesterosa de la indignidad.
Ya se anuncian tres festejos para Maracay, dos de ellos corridas de toros y una novillada con un tropel de espadas. Como en los pueblos, cuando los ayuntamientos de España reclaman el populismo obligando la inclusión del festival para la Escuela.
No es una buena modalidad, y menos debe serlo en Maracay. Ciudad taurina por tradición, donde la novillada debería ser la cota superior de una temporada de los novilleros en la Maestranza, el paso final antes de recibir el grado de matadores de toros.
Pero qué podemos decir, cuando ni la empresa y mucho menos los toreros son del Calicanto …
La noticia es que en Maracay
habrá toros para San José
Aunque la buena noticia es que habrá toros en Maracay, donde no siempre hubo toros. Vale la crisis interior que vivimos los venezolanos para recordarnos el amanecer del decenios de aquellos fulgurantes años sesenta y setenta, los mejores vividos en el Siglo XX en la fiesta de los toros.
No había toros en Maracay, sino de vez en cuando una criollada para los fenómenos del patio, muchos de los que llegaron a ser toreros de cartel. Maracay, luego de la muerte de Gómez, se llenó de polvo, su arena de malezas que engullían unos chivos y escondían las gallinas que el viejo Girón tenía en la plaza.
No fue hasta que llegó Manolete, con Arruza y Solórzano, que Maracay revivió.
¡Vaya vida la de la resurrección! Los días de El Diamante, Girón, Joselito y Faraco primero, anfitriones de Luis Miguel, Ordóñez, Litri y Aparicio, antes que serlo de Camino, El Viti y El Cordobés.
En esta oportunidad los carteles son, para el domingo Leonardo García junto al catalán Serafín Marín y el sevillano Manolo Escribano con los toros de Juan Campolargo; y la semana siguiente, la del domingo 21 de marzo, José Alberto García con el tijuanense Alejandro Amaya y el sevillano César Vargas Girón, torero de buenas actuaciones en la plaza que lleva el nombre de su abuelo. Los toros a lidiarse llevan el hierro caroreño de “Los Aránguez”.
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