Muleta templada, pies firmes, mando en la embestida… así le vimos a Eduardo Valenzuela, torero de enormes cualidades aún por descubrir. Foto: José León
Rubén Darío Villafraz
rubenvillafraz@yahoo.com
MÉRIDA.- Suele suceder que en una feria taurina haya hechos que queden en la memoria tatuados e imperecederos en el tiempo. Una serie de verónicas, un par de banderillas, un buen puyazo… las series por naturales o una estocada. En fin momentos efímeros que de eso mismo se nutre el toreo, aparte de pasión y polémica…
En lo personal, en la pasada Feria del Sol, me ha quedado en el recuerdo el aplomo y serenidad de un torero venezolano que madura a paso de las actuaciones que poco a poco ha venido sumando. La facilidad con el capote, su firmeza con toros que no fueron un dechado de dulzura y bondad, además de la virtud de nunca venirse abajo pese a las adversidad y tener enfrente a un torero de superrodaje como lo es El Fandi, ya usted imaginara saber puede pasar por la mente de otro cristiano que se encuentre en un escenario tan singular como lo es una plaza de toros.
Eduardo Valenzuela fue uno de esos toreros que dejaron mensaje. Solo cortó una oreja, que lejos de las tres del año anterior, la de este año lleva impreso el sello de habérsela ganado, con toda las de la ley.
Hemos sido testigo de la progresiva evolución de este torero, que por allá en el marco de la Feria de Valencia de 2007 tomó la alternativa de manos del sevillano Manuel Escribano ante toros de La Cruz de Hierro. Brillante apuesta aquella tarde, donde el nerviosismo lo drenó a costa de su entrega. Luego le seguiríamos la pista en plazas de la provincia como Tovar, donde cortó una oreja, para al año siguiente, es decir, el año pasado en el “Carnaval Taurino de America” dar su primer y serio aldabonazo. Tres orejas que luego le dejaron con el consuelo del premio a Mejor Torero Venezolano, aún cuando para ello haya hecho meritos (por las orejas concedidas) para el trofeo a la Feria. Incongruencias que no se entienden.
Este año, inesperadamente, en tarde de máxima expectación con tendidos abarrotados, se las vería mano a mano con El Fandi. Discutirle en este momento al torero granadino su poderío en banderillas es caer en contradicciones, pero sí de muleta vamos, que es a final de cuenta donde junto con la espada se cortan las orejas no defraudo el joven coleta, nacido y criado en las tierras del Cabriales.
Tres toros fue los que pasaportó, y en los tres, cada uno dio su lidia que requería ajustada a lo que también su escasas tres temporada completas como matador de toros lleva en activo. Muleta firme, conocimientos de terreros, entrega en cada muletazo, fueron los cinceles de una actuación de la que muchos dejaron pasar por alto ante la efervescencia del adorno y espectacularidad por encima de la ortodoxia.
No escatimo que si se le dieran más opciones de toros tanto a Valenzuela como a otros más toreros el cual le vemos cualidades para despuntar, tengamos en un futuro una camada de toreros digna que nos represente en las principales arenas y citas del país. Estamos ávidos de toreros y así lo exige y necesita la afición. Atención, Eduardo Valenzuela puede ser uno de ellos.
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