sábado, 24 de octubre de 2009

LA CRISIS IMPONE AL TORO VENEZOLANO






¿Habrá aprendido las muchas lecciones que le ha dado la historia el criador de toros de lidia venezolano?


El toro bravo venezolano se impone sin imposición oficial y sin que el ganadero nacional haya hecho nada de lo que debería hacer para que se imponga por calidad







Dicen que las crisis traen bajo del brazo las soluciones.

Igual que los niños al nacer, que traen un bollo de pan, así ha sido para los ganaderos de reses bravas de Venezuela la crisis económica y situación política que vive la nación.

Incapaces de competir en calidad y producción con los criadores foráneos, tras escarceos por proteger lo inexistente, la situación de dólar, el pleito con Colombia, ahora todo se une para que el criador de toros de lidia venezolano se sienta protegido, sin haber tenido la necesidad de recurrir a la tan solicitada protección oficial, y sin perder el sueño porque el ganadero de Colombia le va quitar el pan de la mesa.

La crisis, sin imposiciones de protección, impondrá en la temporada venezolana al toro nacional.

Ya están en la calle los carteles de los trece festejos anunciados en las ferias de Valencia, Maracaibo y San Cristóbal, y seis de estos carteles se sustentan con toros de Hugo Domingo Molina, es decir El Prado y Rancho Grande.

Ya no se escucha dentro de la casi inexistente y fantasmal Asociación de Criadores de Toros de Lidia, el reclamo de “protección” a la cría nacional. Ell único hierro no venezolano, anunciado en Valencia,es una corrida colombiana de Las Ventas del Espíritu Santo, la ganadería del maestro César Rincón.

Maracaibo, en su totalidad, anuncia toros venezolanos, y para Mérida, para la Feria del Sol de febrero del 2010, se han contratado toros de La Ahumada, San Sebastian de las Palmas y Ernesto Gutiérrez, tres divisas neogranadinas.

Esta situación en realidad complace al aficionado taurino venezolano, quien toda la vida ha deseado que la ganadería nacional sea estimulada, que el toro venezolano tenga presencia y que haya desarrollo ganadero en la temporada nacional.

Lamentablemente, conociéndolos a nuestros ganaderos desde hace ya 40 años, y un poco más, nos cuesta trabajo creer que haya habido una lección aprendida.

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