Cuando
llegué de novillero a España cerca ya de medio siglo todavía se respiraba algo
de bohemia y de arte en el toreo, alcancé a conocer a Marcial Lalanda, Domingo
Ortega, Bojilla, El Caracol, Lola Flores, Gabriela Ortega, toreros y cantaores
que amenizaban las tertulias taurinas con sus “quejios” y arte por todos los
costados. Se hablaba de las gestas de Belmonte y Joselito “El Gallo” y otras de
Manolete, eran interminables estas tertulias en la Taberna La Alemana de la
Plaza Santa Ana de Madrid, tampoco quiero olvidar las tertulias hace menos
tiempo en Bogotá en Casa Paco, o donde Alejo Villanueva y otros tantos en donde
se hablaba de toros hasta el cansancio. Hoy medio siglo después, el futuro
inmediato de aquella bohemia se ve incierto y es el momento de pedir
responsabilidades a quienes fueron o hemos sido los culpables de no haber
tomado las medidas necesarias para sostener un arte que dio origen a bellos
poemas, a grandiosas esculturas, a lienzos preciosos, a cantos de amor y
desamor y, en fin, a todas las artes.
Metidos
en responsabilidades hay que dejar claro que la base de la Fiesta es el Toro Bravo,
aquel que produce la sensación de que la mayor manifestación del arte es la tragedia,
manifestación que produce el héroe y con ello el amor a la Fiesta, tragedia que
parece cada vez más lejana. Pues ese amor y respeto ha ido desapareciendo en
los últimos años con un Toro lejano a la tragedia, (así hayan muerto hace poco
dos toreros) en medio de una nueva sociedad lejos de la bohemia y cercana
solamente al consumismo en medio de un modelo de economía personalizado.
Metidos
en “el proceso” debe haber culpables a los cuales se les debe hacer un juicio
por lo menos de valor, y empiezo por los aficionados que son los que sostienen
el espectáculo, pregunto; ¿qué hicieron para que las nuevas generaciones
conocieran de los valores míticos, históricos y culturales que tiene el
espectáculo? Hay que decir como descargos que en ello somos culpables el resto
de actores. Ya que éstos se limitaron a vestirse con sombrero “cordobés” y poco
más.
Y
continúo con el interrogatorio a sabiendas de que al final del proceso nadie es
culpable. ¿Los Toreros hicimos algo por llevar a la provincia un tipo de Toro
que le diese seriedad al espectáculo? Contesto como interviniente; muy poco o
nada, una golondrina no hace verano. Pero me adentro en la presentación del
principal actor que es fundamental, para las cuatro grandes Ferias los
apoderados españoles y los llamados veedores escogen unos ejemplares que pocas
veces cumplían con el Reglamento. Claro con la anuencia de las grandes figuras
que al parecer sólo les ha interesado el dinero.
En
éste proceso hay otro actor fundamental que es aquel organizador del espectáculo,
el cual debe ser aquel que tenga la visión y la mente despejada para organizar
a todos los actores dentro de unos parámetros que cumplan con unos mínimos de
supervivencia del espectáculo. Aquí tengo que hacer descargos serios a las
últimas empresas que sustituyeron a los profesionales. Empresas que
posiblemente con la mejor intención (sacar al narcotráfico) desbancaron a dichos
profesionales cometiendo cantidad de
novatadas que llevaron a encarecer el espectáculo y dejando a los sectores
menos pudientes en su casa, haciendo del espectáculo un acto litúrgico
demasiado costoso el cual fue aprovechado por un mentiroso de la izquierda para
argumentar que la Fiesta de los Toros es de la oligarquía, nada más falso, la
Fiesta ha sido del pueblo, o que se le pregunte a los municipios de Boyacá y
Cundinamarca y otros cuantos más apartados. He dejado de último a descargos a
los Ganaderos dado que siempre entendí que las personas que tienen un hobby o
afición, les cuesta, y así lo observé anteriormente en España y aquí mismo. Los
primeros ganaderos les costó la crianza del Toro, si nó pregunten la razón por
la cual don Ignacio Sanz de Santamaría terminó en quiebra. Cuando se sacaron
adelante las Corporaciones y Fundaciones los ganaderos, parte de ellas, subieron
sus emolumentos a sumas costosas que dicen sólo cubrían los costos. La crianza
nunca debió ser negocio. Pero lo peor, ha sido la selección del Toro, en donde
ganadero, torero y apoderados se confabularon en crear en el tiempo un tipo de
Toro que no mueva una oreja, es decir una monja de la caridad que no ponga en
riesgo ningún alamar. Por último, ante la situación decadente de la Fiesta los
ganaderos no volvieron a importar ni vacas, ni sementales, ni semen para
refrescar las expensas. Por lo tanto, los últimos años se ha visto una
disminución de la bravura que conlleva a que el aficionado se aburra y también
los Toreros. Para cerrar éste caso la única solución viable es la importación
de Toros españoles posición que aborrecen los ganaderos y un personaje con
influencias en el ICA.
Para
cerrar el caso, sólo queda presentar pruebas que digan lo contrario a lo
anteriormente expuesto en el proceso Taurino colombiano y mundial si se quiere.
A lo dicho poco o nada han tenido que ver los movimientos antitaurinos, ya que
lo que éstos han hecho, es aprovechar todas nuestras falencias para que las
multinacionales de los alimentos a las mascotas ganen todo el dinero apoyados
en los veterinarios. Es decir “el enemigo está en casa” ¿A quién absolvemos o
condenamos?
ENRIQUE
CALVO “EL CALI”
3 de Enero de 2019
Muy reflexivo este reportaje del maestro y dr Enrique calvo el cali el enemigo lo tenemos adentro
ResponderEliminarMuy reflexivo este reportaje del maestro y dr Enrique calvo el cali el enemigo lo tenemos adentro
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