domingo, 25 de febrero de 2018

GANADERIA "SAN ANTONIO" PERFILA SU FUTURO CON ILUSION Y ESFUERZO



Jesús Ramírez "El Tato"

Lustrosos desde pequeños, presumen de bravos los toros de "San Antonio".  Edgar Bravo el ganadero de reses de lidia mas joven de América, ya tiene en su poder un tesoro repleto de experiencias y anécdotas en torno al toro bravo, y con ambas manos puestas sobre el ganado y los ojos mas allá, en un prometedor pero a veces incierto futuro donde pareciera que todo esta por hacerse a través de la ilusión, algunas veces satisfecha, pero siempre arraigada al esfuerzo y el trabajo constante. 

El achinado ganadero tras las experiencias de las ferias de San Cristóbal y Mérida, sigue plasmando con toda nitidez en su mente, no comulgar con errores, sacar brillo a las impurezas y asirse a las leyes no escritas de los criadores de reses de lidia en un país en caos económico y social. 

Edgar Bravo, otrora novillero, tiene sus propias ideas y está consciente que es mucho lo que tiene que aprender y agradecer.  Lo importante son las esperanzas que aficionados, toreros, empresarios y prensa, han depositado en "San Antonio" con animales cuajados e imponentes, gracias al trabajo callado y poco reconocido de un joven y entusiasta ganadero, ahora mas sumido en la selección y depuración, para definir tipo con el predominio de buenas hechuras y bravura.

El libro de la joven ganadería no es un tomo cerrado que duerme en un viejo mesón de madera en medio de cabezas de toros disecadas, es un libro abierto que vive en la cabeza del ganadero, cargado de incógnitas y certezas, unas veces iluminado por sorpresas y otras por inesperadas decepciones. 

Es la vida secreta del criador de reses bravas, que ya está montado e ilusionado con la divisa naranja y azul con las dos corridas para el 2019 y unas 3 para el 2020, sin apuros, ligando la regularidad en los triunfos, con presencia, mucha reflexión, siguiendo el camino de la bravura que no se mide en años ni por camadas, sino toro por toro en las arenas de las plazas. 

Lo bueno de "San Antonio" en las recientes ferias de San Sebastian y El Sol, fue que dio mayor grado de confianza a los toreros y los obligo a mantenerse expectantes durante el desarrollo de la lidia, sin molestar, y con la virtud de embestir despacio y transmitiendo emoción, sin aburrir y sin parones, sin miradas al bulto ni desarrollar sentido. 

Ahora a internarse en el campo trujillano con ilusión y criterio, en ese campo trujillano que acoge los toros del bondadoso hierro, para seguir marcando el rumbo de ese extraño paraíso del toro bravo en Venezuela


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