lunes, 18 de diciembre de 2017

EL VITO Y LA SEXTA DE LA TEMPORADA GRANDE ...Plaza México: Bien Juan Pablo, mal con la espada Rivera



CON
TORREÓN DE CAÑAS
RECORDANDO
A VELÁSQUEZ
 
JUAN PABLO SÁNCHEZ

EL VITO

Dos jóvenes toreros y una divisa desempolvaron gratos recuerdos. Torreón de Cañas, la de aquellos tiempos de la temporada 1944 – 1945 en La Condesa, cuando Antonio Velásquez  prácticamente desahuciado tiene en su haber la gloriosa anécdota de cuando brilló como un sol  en la corrida nocturna de la Oreja de Oro. 
Toño Velásquez había entrado en el cartel por una sustitución. Fue  a David Liceaga,  metiéndose el leonés en el cartel por una rendija. Lo hizo ganándole un volado a  Arturo Álvarez “Vizcaíno”.  Aquello ocurrió la noche del 9 de marzo del 45, y ocurrió con el quinto toro de Torreón de Cañas Bravo toro de nombre Cortesano, número 11,  al que Velázquez le cortó el rabo.
 De resucitado a figura del toreo.
Los días cuando Cortesano y Velásquez eran los días de la lucha del abuelo del potosino Fermín Rivera. 
Aquel Rivera Malabar, exaltado por Agustín Lara en el pasodoble “Novillero” y que sería el cuñado el bilbaíno Martín Agüero. Soberbio estoqueador el vasco, del que nada heredó su sobrino nieto. Rivera  escuchó el domingo tres trompetazos. 
Fue Fermín, el padre de Curro Rivera, y fue torero de raza y de casta que se atrevió invadir los terrenos de Manotee en España. Lo hizo sin complejos, fue en Aranjue, cuando presentó su tarjeta de visita a la afición española. Sin otro aval que el de echarle ganas. 
Tarde de toros la del domingo en la Plaza México, sexta de la Temporada Grande. Tarde de toros con presencia, bravura, problemas y emociones los cuatro toros de Torreón de Cañas. Tarde aprovechada por Juan Pablo Sánchez, que también trae en su identidad profesional el ser miembro de destacada dinastía con más de 60 años de historia taurina de Aguascalientes. Dinastía que fundó José Sánchez en competencia con Rubén Salazar, hoy olvidado, pero que ayer fue idolatrado y hasta admirado, como me lo comentó en varias oportunidades,  por el maestro Paco Camino.

Y Cartagena.
Andy Cartagena, sobrino de Ginés Cartagena, aquel  rejoneador considerado tremendista por que se atrevió quebrantar cánones y cortesías en el toreo a caballo, no impacta como lo hizo su tío, aunque la legión de aficionados al caballo en México lo acepte con afecto. 

Fue la sexta de la temporada, tarde de revelación para Juan Pablo, que más de confirmar su temple y buen gusto en la ejecución de las suertes ratificó que anda por el hombrillo de la autopista que pudiera llevarle al sitio de figura de la fiesta.
Tarde que será un mal recuerdo para el nieto de Fermín Rivera, el sobrino de Curro, al que por no haber heredado habilidad y talento de Martín Agüero  escuchó tres avisos en su segundo enemigo.


 


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