Fue un viaje tempranero el
que hicimos el 9 de febrero de 2016, cuando salimos de la Ciudad de México casi
de madrugada, con las claras de la aurora. El monstruo dormía y las calles de
Mixcoac lucían más anchas y arrulladas con el trinar de los sinsontes. Pronto iban
a ser arropadas por el ruido de los motores y
la algarabía del pueblo trabajador.
Son las mismas calles que
Luis Castro “El Soldado” cruzaba para buscar a su compañero de faenas camperas,
Andrés Blando, aquellas madrugadas cuando juntos se iban muy al norte, a su
cita en los tentaderos de don Antonio Llaguno.
Salimos de Mixcoac, junto a
Jorge Ramos, Juez de la Plaza de Toros Monumental México, del ganadero español
de Flor de Jara y matador de toros Carlos Aragón Cancela, los matadores de
toros Alfredo Gómez “Brillante”, torero de este torerísimo barrio de Mixcoac y
del muy apreciado Juan Antonio Cobos “El
Garbancito” de Almodovar del Campo, Córdoba.
Todos, rumbo a la ganadería
de Torreón de Cañas.
Días atrás recordábamos el
nombre de esta divisa ganadera porque Antonio Velásquez , aquel "León de
León" que relata en el libro Memoria de Arena, la epopeya que vivió la
noche del 28 de febrero de 1945 –hace ya 70 años. La noche cuando le cortó el
rabo al toro Cortesano de Torreón de Cañas en la Corrida de la Oreja de Oro en
El Toreo de La Condesa. Un triunfó que le abriría el camino a convertirse en
figura del toreo tanto en México como en España y de grandes momentos en
Venezuela como el de la tarde que cortó cuatro orejas y un rabo en el Nuevo
Circo de Caracas: 11 de diciembre de 1949.
Este grupo de profesionales
de la Fiesta, agrupados en Los Amigos del Toro, viajamos a la tierra de Paquito Ortiz, Apan, Hidalgo,
para acercarnos a la Hacienda de Cuautlatilpan en el término de Almoloya,
Hidalgo, donde nos esperaban el ganadero don Julio Uribe Barroso y su hijo
Julio Uribe Cum.
Tentadas las vacas por “El
Brillante” y “El Garbancito” y reunidos en el amplio comedor de la casa
ganadera, evocador museo de Torreón integrados “Los Amigos del Toro” y servidos
sabrosos platillos hidalguenses, don Julio, voz cantante en la reunión, expresó
ideas que nos parecieron novedosas y que ahora compartimos con ustedes, amables
lectores.
- Dada la transformación urbana de la urbe,
cada día estamos más apartados de lo que es y han sido los valores del campo en
la formación del aficionado. Hoy, agrega el ganadero anfitrión, sentimos el
peso de una organización, los Antitaurinos, con poder económico, poder de
comunicación, que convertidos en una red
homogénea se presentan violentos y agresivos frente a los taurinos.
- Por otra parte tenemos que los nuevos
aficionados se inician en la plaza de toros. Inicio que se hace frente a un
espectáculo anacrónico tal vez, confuso hasta para los expertos, que les es
difícil asimilar como lo asimilamos nuestras generaciones cuando el toreo era más
tradición de pueblo, de familia.
- La solución, propone el ganadero, estaría
en incorporar a los niños y a los jóvenes al campo bravo. Niños viendo los
becerros, las vacas, siendo observadores de las faenas camperas y, por supuesto
del tentadero.
- Así llegarían a la plaza con conocimientos
elementales de la faena, del proyecto de lo que es una faena en la lidia de
reses bravas.
Escuchándole a don Julio
Uribe pensamos en Venezuela, por supuesto. Imaginamos incorporar en cada una de
nuestras ganaderías uno o dos días al año un tentadero para los niños de las
escuelas. Esas escuelas cercanas a la finca, las escuelas de los pueblos
cercanos a la ganadería y, estamos seguros, ocurrirán muchas cosas, todas ellas
buenas por positivas. De esos niños surgirán aficionados a la fiesta de los
toros. Los habrá con inclinaciones más serias, y se convertirán en propagadores
del arte taurino. Los habitantes del pueblo, padres de los niños y de las niñas
que fueron a su fiesta campera, sentirán como suya la ganadería, como los
locales vibran y sientes sus equipos deportivos en el fútbol, básquet y el
beisbol.
Ese día en la Hacienda de
Cuautlatilpan nos sentimos muy felices al descubrir, gracias a los señores
ganaderos de Torreón de Cañas que hay otros caminos para salvar la Fiesta de
los Toros y que estas veredas están en manos de los ganaderos y también de los
periodistas que quieran descubrir esos horizontes que, con violencia pretenden
los “antis” extinguir.
Mientras y durante la
reunión, Los Amigos del toro en mesón
presidido por don Julio Uribe disfrutamos de condumio las sabrosas quesadillas
de flor de calabaza hidalguenses, tamales de frijol, tlacoyos de alverjón
enchilados y entremeses de huitlacoche más los famosos Mixiotes de pollo
regados con frescos vinos de Baja California.
¡Buen provecho!
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