lunes, 11 de diciembre de 2017

CARLOS CASTAÑEDA Jugar con fuego



Las leyes son lo que une a una sociedad y permite una convivencia ordenada y respetuosa entre sus integrantes. Hay derechos que emanan de la propia naturaleza, derechos que solo por ser tenemos: unirnos, expresarnos, ser libres. Conforme la civilización fue creciendo a la par de la domesticación de plantas y animales, el delimitar estos derechos naturales se fue haciendo necesario. Así, al paso del tiempo nacieron distintos principios que finalmente derivaron en leyes. 
Para Santo Tomás de Aquino la ley es: “La ordenación de la razón dirigida al bien común y promulgada solemnemente por quien cuida a la comunidad.”
La ley es una norma jurídica dictada por el legislador, es decir, un precepto establecido por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe cuyo incumplimiento conlleva a una sanción. A la ley todos debemos obediencia.
En el fondo, estas formas guardan un principio básico: proteger el bien mayor.
Manipular las leyes por parte de autoridades y particulares es jugar con fuego. Lo que se hace “por una sola vez” tiende a repetirse y a disgregar el orden y eventualmente a destruir y aniquilar a la sociedad. Así está escrita la historia de la caída de los grandes imperios que las relajaron y olvidaron su aplicación,  la desaparición de sistemas políticos que a base de estirar la liga acabaron por romperla y permitieron el ataque de sus enemigos en un entorno de derrota segura.
Mañana 12 de Diciembre estamos tomando un riesgo innecesario, no solicitado por el público, que acaso sería a quien habría que cuidar y dejando un precedente muy peligroso.
El orden de antigüedad de los toreros para determinar su turno, el orden de lidia de los toros cuando son de diferentes ganaderías, el sorteo de las reses cuando así se especifica,  tienen una razón de ser emanada de  la historia. Son parte de la evolución de la fiesta. A fines del siglo XIX Mazzantini logró obligar el sorteo. De aquellos años solo quedo el viejo dicho de “no hay quinto malo”. Los maestros siempre fueron antes que los aprendices y el orden de alternativa nunca en la historia de nuestra capital ha sido alterado. En una corrida de toros de diferentes ganaderías es por orden de antigüedad de las mismas. Así está reglamentado. No nos gusta? Cambiémoslo después de una discusión entre profesionales, autoridades y representantes del público. Pero no operemos con permisos de excepción. 
Que nos da el “solo por hoy”?, ponernos en un sitio ideal para ser atacados. Poner en riesgo la fiesta de los toros como un todo. Cuidado con el respeto de la ley, si no, al tiempo. Ojalá y en lugar de políticos oportunistas y antitaurinos de renta, no seamos atacados por gente que le dé por leer la ley.
Pues ayer con tanto frío, poco pudimos calentar el fuego. Solo Sergio Flores. Y la bravura del sexto de la tarde. Poco duró, pero cuando hay emoción la obra vale.

Carlos Castañeda Gómez del Campo.
11 de diciembre de 2017



  

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