lunes, 20 de noviembre de 2017

LA PRIMERA CORRIDA DE LA TEMPORADA DESNUDA LA REALIDAD MEXICANA



EL CAMINO
DEL TORO ARTISTA
CONDUCE A LA AFICIÓN
FUERA DE LA PLAZA




Víctor Jose López
EL VITO

Hace ya tiempo los admiradores de la cabaña brava mexicana sentimos cómo poco a poco el toro viene caminando por el filo de la navaja al borde del precipicio de la sosería y del aburrimiento.
El toro de México busca el equilibrio caminando por esa línea invisible entre lo desrazado y el infierno de la mansedumbre. Una línea que divide el toro que pasa con sosería y el toro que embiste y emociona. Ese toro que viene criándose a espaldas de los valores que dignifican al toro bravo como individuo lo conducen a la paila dantesca de la que, cuando se cae en ella, jamás se podrá salir porque el galimatías genético ha sido tan grande, y letal, que desandarlo habiendo caído en la paila infernal sería imposible.
Ayer al inaugurarse la Temporada Grande en la Plaza México surgieron emociones encontradas muy satisfactorias, y también preocupantes …
Emocionante volver a ver en la televisión el  gigantesco coso lleno, rebosante de  mexicanismo en su expresión y volver a recibir en nuestras casas a la muy apreciada y considerada Fiesta de Toros Mexicana; pero decepcionante la forma de relatar el bello espectáculo por quienes la televisora encargó de explicar lo que en la arena ocurría. Fue un torneo de ramplona sabiduría entre comentaristas y relatores descuidando lo que debía conocerse que es lo que ocurre en la arena entre el toro y su lidiador.
Doloroso constatar lo bajo que se ha caído en la cría del toro al ver cómo una a uno los toros de Teófilo Gómez salían revestidos de humillante sosería, ajenos a aquella viveza de sus ancestros Garfias, de los toros de don Javier y de Pepe, esos toros que fundaron la vacada queretana encumbrándola en sus primeros años.
 Ya son muchas las temporadas que los teófilos y otras ganaderías mexicanas que buscan el sendero del “toro artista” y que de raíz han equivocado los conceptos del toro mexicano en su mejor momento.
El mano a mano entre Julián López “El Juli” y Joselito Adame pudo haber sido tratado  por  la crónica taurina con cantos y alabanzas de triunfo si los matadores no hubieran fallado con los aceros como ocurrió,porque en el ambiente festivo de la plaza leía  en el pentagrama cantar triunfos celestiales sin notas de casta y de bravura.
Habrían sido los heraldos de la mentira, una vez más ...  y pudo haber sido una tarde de cinco o de seis orejas…pudo haber sido una tarde de mentira la de ayer en la inauguración, y fue una corrida decepcionante donde la emoción fundamental en la fiesta de los toros estuvo ausente porque no asistió al compromiso el toro bravo.


No me refiero a la presencia de los toros de Teófilo Gómez, trapío que en nuestros concepto es el correcto en el toro de México. Sería tomar otro sendero, también equivocado, buscar la mole de carne cuando la finura del saltillo mexicano debería ser exaltada y preservada ... Por lo escuchado durante la transmisión de la corrida por el Canal de las Estrellas, por los conceptos laudatorios machacando la mentira hasta provocar el engaño vemos con mucha preocupación que al desnudarse la realidad puede contagiarse una bronquitis mortal.

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