PIEDRAS NEGRAS
EN LAS PLAZAS VENEZOLANAS
EL VITO
Recientemente
el ganadero y escrito taurino, don Carlos Castañeda Gómez del Campo, publicó un
libro muy importante con motivo del reconocimiento de España, México y
Sudamérica a la ganadería de lidia de Piedras Negras,
“Piedras
Negras, sitio, vida y memoria” es el título de una obra de gran calidad
literaria y soberbia importancia histórica que, como ha escrito el ganadero
Antonio de Haro González, se ha convertido en pasión y razón de vida para
Castañeda.
Y es que
este encuentro ha sido tan apasionante que hoy queremos entregarle a los lectores
de Zeta unas líneas que se refieren a la presencia de la ganadería de Piedras
Negras en la historia taurina venezolana.
Cuando Andrés Gago llegó a Venezuela en 1940,
lo hizo como empresario. Atrás, a sus espaldas dejaba una España en ruinas,
devastada por la Guerra. Para hacer la América en aquella oportunidad, Gago
reunió en la cubierta del vapor italiano Fella,
30 toros andaluces de las ganaderías de Miura,
Santa Coloma, Villamarta, Surga y
Felipe Bartolomé que serían lidiados en Caracas por el gaditano Pepe Gallardo, paisano de Paquirri, los
sevillanos Ignacio Sánchez Mejías, Joaquín Rodríguez
Cagancho, Manuel Jiménez Chicuelo, el madrileño Antonio García Maravilla y el
mallorquín Jaime Pericás,
quien se convertiría en el ídolo de la afición femenina en la capital
venezolana y a quien se le debe el que la mujer caraqueña se aficionara a la
fiesta de los toros.
Gago trajo
junto a los toros y a los matadores cuadrillas españolas completas. Entre ellos
su hermano Fernando Gago, Benito Martín
Rubichi, Juan Martín Caro, Chiquito de la Audiencia, Bernardo Muñoz Carnicerito
de Málaga, Emilio Barriocanal, Civil y
Manuel Ordóñez.
La
temporada con los toros españoles se prolongó en Caracas hasta bien entrado
febrero.
El ambiente
sembró en el surco de la afición gran entusiasmo qua la empresa de Vicente Pastor convertiría en cosecha
al contratar la Cuadrilla Juvenil
Mexicana que se presentaría con toros del hierro nacional de Guayabita, y mexicanas importadas de los
hatos de La Laguna y de Piedras Negras.
Vicente
Pastor, junto a las reses mexicanas contrató la Cuadrilla Juvenil, integrada
por los matadores Juanito Vela, Pepe
Vela y Manolo Torres. Los
banderilleros José Ávila, Antonio Tovar
y Raúl Venegas; de picadores Jesús
Fernández Veneno y Tomás Villegas Agujetas. Como director artístico Eugenio Alvarado.
El 21 de
abril de 1940 fue la presentación de La
Laguna, y el debut de la divisa roja y negra de Piedras Negras tuvo lugar el 28 de abril. Un triunfo para Manolito Torres, que cortó dos orejas y
un rabo.
El 9 de
marzo de 1941, cuarta corrida de toros de la Temporada de Caracas, se lidió una
corrida “bronca y difícil”, según reseñó el destacado crítico don Carlos Salas. Fue un mano a mano entre
el levantino Rafael Ponce Rafaelillo y
el queretano Paco Gorráez.
Rafaelillo, tras ejecución de una “faena
temeraria a su tercero, al que mató de buena estocada en su sitio, le fueron
concedidas las orejas y el rabo. Gorráez, cumplió”.
La tarde
del 16 de noviembre de 1941, segunda de la temporada mexicana en Caracas que se
organizó con base a Luis Castro El
Soldado y Silverio Pérez, se
lidió una corrida de Piedras Negras
en el Nuevo Circo. El cartel o integraron El Soldado, Silverio y el venezolano Pedro Serradas Cerrajillas quien fue el triunfador contando orejas y rabo al
segundo de su lote.
El 8 de
febrero de 1942 en corrida presentada en Caracas por la Organización Gago, se lidiaron en la arena del Nuevo Circo toros de
Guayabita, La Punta, La Laguna y Piedras Negras por el mallorquín Jaime Pericás, el sevillano Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana y el gaditano Pepe Gallardo. Pericás fue el
triunfador de la tarde y le fue adjudicado el trofeo “Oreja de Oro” por su faena al toro Tocuyano de Guayabita.
La divisa
tlaxcalteca no volvió a Venezuela sino hasta la temporada de 1955, en una corrida
organizada por el periodista Rafael
Durán Rondón Curro Puya, con
cinco toros de Piedras Negras y uno de El
Rocío, en un mano a mano entre los ídolos Luis Procuna y Luis Sánchez
Olivares Diamante Negro. Fue una tarde memorable, a pesar de
la lluvia que a partir del cuarto toro azotó la capital. Procuna, al tercer
piedrinegrino le cortó las orejas y el rabo al realizar en los medios, en medio
de un lodazal con las zapatillas hundidas en el barro, una faena vibrante que
electrizó la enloquecida multitud que le idolatraba. Diamante Negro respondió
con una gran faena, premiada con dos orejas, en el sexto de la tarde. La
corrida con años, con peso y mucha presencia, la tarde tempestuosa, el
magnetismo de los ídolos y un público entregado con pasión hizo de esta corrida
de Piedras Negras uno de los
capítulos memorables en el toreo nacional.
Pero sería
un toro de Piedras Negras, la tarde del24 de marzo de 1963 la que colocaría en
el pináculo de la gloria al maestro César
Girón. De nombre Jarameño, número 44,
este cárdeno de Tlaxcala se le entregó en nobleza y emotiva bravura al gran torero
venezolano que aquel día rivalizó en la arena de Caracas con el gran torero
colombiano, Pepe Cáceres, su rival
en plazas de Venezuela, y el torero maño Fermín
Murillo.
Girón aquel
día fue más Girón que nunca.
Ya desde el
patio de caballos le ponía acento a su rivalidad con Murillo, y el respeto que
siempre tuvo por el Mago del Tolima.
A Murillo, cuando ambos se liaban el capote de paseo en el patio de caballos le
preguntó que cuánto medía, “Es para que
Pedrucho te encargue una urna a la medida, porque estos de Piedras Negras son
para toreros con muchos huevos”. Le mandaba César un mensaje Murillo con a Avelino Rivero Pedrucho de Canarias, que para la época además de torear trabajaba
en una agencia funeraria,
Cáceres
cortó una oreja y Girón las dos la bravo Jarameño.
Aquella
temporada del 1963 Piedras Negras en Caracas tuvo una cita con Manuel Benítez El Cordobés. Fue la tarde de la presentación en Venezuela de Miguel Mateo Miguelín. Completó el cartel el venezolano Alfredo Sánchez, que cortó la única oreja de la tarde. Miguelín se
presentó con el toro Jarrito de Piedras
Negras, y El Cordobés tuvo una tarde de desastre, división de opiniones en
su primero y bronca en el otro.
En el mismo
año de 1963 regresó la divisa negro y rojo a Caracas, lo hizo el 22 de
noviembre con Paco Camino, Pepe Cáceres y
Efraín Girón que fue herido al
colocar banderillas en el sexto de la tarde. Girón le cortó una oreja al
tercero, Cáceres silencio en el de apertura, saludos en el cuarto y pitos en el
sexto que mató en sustitución de Efraín, Paco Camino fue el gran triunfador en
esta corrida. El sevillano dio dos vueltas al ruedo en el segundo y cuatro en
el quinto. Motivos de colocación de la espada le impidieron cortar los máximos
trofeos, tal y como exigían sus maravillosos trasteos a nobles y bravos toros
de Piedras Negras.
Un solo
toro de Piedras Negras se lidió en Venezuela en 1965. Fue en la plaza de
Maracay, y fue lidiado por Curro Girón el
21 de febrero. Fue corrida de la Feria de San José, con toros ecuatorianos de Santa Mónica. Además de Girón Emilio Oliva y El Cordobés.
En Maracay,
dos años más tarde, 1967, hubo un
reencuentro de Piedras Negras con Curro Girón, fue el 12 de marzo con Mondeño y El Viti en Maracay. Tarde de desastre, broncas en los seis toros a
los tres espadas.
San
Cristóbal estrenó la divisa de Piedras Negras en la tercera corrida de su Feria
de San Sebastián de 1973 en la Monumental
Plaza de Toros de Pueblo Nuevo. El cartel, César Faraco, Dámaso
González y Antonio José Galán.
El torero cordobés tuvo una gran actuación, cortó tres orejas; dos a un toro
estupendo, de nombre Guarapazo,
número 25.
La divisa
de los González regresó a Caracas el primero de febrero de 1975, compartiendo
cartel con Reyes Huerta (2) en el
mano a mano entre Sebastián Palomo Linares y el guariqueño Celestino Correa. Triunfo del
venezolano, que cortó una oreja.
La última
vez que Piedras Negras estuvo en Venezuela fue la tarde del 9 de julio de 1978.
Tarde del adiós de César Faraco en
el Nuevo Circo, donde El cóndor de los
andes se encerró con seis de Piedras Negras.
Aquella
tarde el sobresaliente fue Adolfo Rojas,
y los toros se lidiaron en este orden: Bocinero,
número 6; Andino, 73 – de De Haro-, Madrileño, 114; Azteca, que mató un caballo,
número 5; Caraqueño, 3 y cerró plaza Adiós número 11
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