Orellana, Esaú y Guillén se labraron su propia suerte
Cada uno de los mencionados coletas han cortado
par de orejas de distinto peso y matiz, ante un encierro bien presentado pero
de escaso juego de Los Aranguez.
JONATHAN GUILLÉN GRATA SORPRESA EN LA FERIA DE MÉRIDA |
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Hugo Angulo / Aníbal García
El capítulo final de la edición
ferial del Sol, la tarde de ayer, se jactó en su guion de un kilométrico
festejo de hasta nueve toros que saltaron la arena emeritense. De todos ellos,
pertenecientes al hierro de Los Aranguez, solo dos de los pupilos del joven
ganadero Jesús Riera han servido, destacando de todo el conjunto la seria
presencia, de toro con los kilos y edad que debería ser regla y no excepción en
el que supuestamente es el primer ruedo del toreo merideño.
Toros que han adolecido del
elemento básico de esta fiesta como es la casta y raza. Uno a uno, la excepción
de este mal que padeció el encierro fue el lote del joven espada emeritense
Jonathan Guillen, el cual pechó par de ejemplares para haberse encumbrado, pero
entiéndase que el limitado rodaje del mencionado coleta hizo que su voluntad y
entrega supliera la técnica que requirió dichos astados. Al final Guillén se
fue en hombros por la Puerta Grande tras indulto, junto al tovareño Rafael
Orellana, tras corte de oreja en cada toro de su lote, y el sevillano Esaú Fernández
quien desorejó generosamente el sobrero de regalo que cerró la larga jornada de
cierre.
Fue Orellana quien aperturó
festejo con el sabroso manojo de verónicas con las que recibió al burel, para
en medido y preciso puyazo de “El Llanerito” servir labor para estructura labor
donde la entrega y deseos dieron como resultado sacar muletazos de mérito, dado
el corto recorrido y tobillera tendencia en la embestida del morlaco, en
especial series sobre la mano diestra de gran calado al tendido.
El espadazo en todo lo
alto, dio pie a la concesión de una oreja, la misma que cortaría en su segundo
del lote, esta vez ante un astado de complicado comportamiento, siempre
midiéndole tras cada pase. Lo colocaría a prueba desde el saludo de capa, donde
resultó arrollado. Luego con la muleta Orellana justificaría el porqué es el
torero más importante del momento, arrancando pases de donde el toro se los
negaba, con su constante derrote al final del muletazo, siempre con la cara por
las nubes, lo que le costó espectacular voltereta en uno de los trances de la que
temíamos un puntazo en la entrepierna. Su inicio de faena por doblones dejaron
aroma caro en la faena, la que cinceló de estocada entera, trasera y tendida,
para la oreja que le abría la Puerta Grande.
Los toros más destacados de
la corrida vinieron enlotados para el aún poco rodado Jonnatan Guillén, joven
valor de los matadores emeritenses, quien pechó con el bello berrendo en negro,
al que no del todo supo ni vio a plenitud sus bondades en su embestida, como
fue su largo y noble recorrido, «Sardinero» por nombre, al que planteó faena de
voluntad y ganas, pero ayuna de sentido y planteamiento estricto de lidia. Un
poquito más de rodaje de este torero y otra cosa hubiese sido dicha faena, que
remató de tres viajes con el acero para recibir palmas tras aviso.
Lo cumbre vino en su
segundo, un serio ejemplar que desde el mismo capote, en su alegre y codiciosos
remates en burladeros, intuimos que algo traía distintos a los demás que habían
salido por toriles. La buena lidia que se le dio por parte del peonaje, aparte
de la entrega absoluta del torero dieron pie a que el toro fuera a más, en cada
serie que por la derecha y zurda se recreó Guillén, a quien un toro de estas
características descubre o refirma la vocación para seguir en esta dura
profesión. Fue «Añejado» un manantial de nobleza y largo recorrido que entendieron
los presentes era merecedor del perdón del indulto, el cual se cristalizó tras cerrada
petición de los asistentes la última tarde de feria. Nuevamente las orejas y el
rabo para tal premio se cortarían, cuando no procede el último despojo en esta
plaza, es decir, el rabo, para los indultos. Mano negra a tener en cuenta
señores…
El espigado sevillano Esaú Fernández
no tuvo lote propicio con los que de Los Aranguez sorteó por la mañana, ni por
una ni otra razón que metiera cabeza, le dejaron ver resquicio de lucimiento,
lo cual hizo que el excéntrico magnate de la industria sardinera, Orlando Faroh
le regalara el sobrero de Los Ramírez, animal al que supo entender los
resquicios de nobleza por ambos pitones, en trasteo largo incluso insistiendo
en un indulto improcedente a toda regla. El primer aviso por parte del palco
presidencial hizo que tomara el estoque y dejara espadazo fulminante para la
concesión de las dos orejas, un poco generoso el segundo apéndice.
El que si no tuvo opciones
en toda la tarde fue el mexicano Arturo Saldívar, a quien el descastado juego
de los señalados cuatreños de Riera no permitieron ninguna floritura, lo que
hizo que para tal efecto abreviara, lo que no muchos entendieron.
Al final, se cierra un capítulo
más de esta feria, que deja a reflexión muchos aspectos que ya tendremos tiempo
de señalar, por el bien de una cita taurina se niega morir, pese a todos los
elementos internos que están implosionandola de vergüenza y pena.
Jonnatan Guillén se bañó de
gloria tras el indulto de «Añejado» de Los Aranguez.
FICHA
DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Román
Eduardo Sandia”. V corrida de abono.
Con poco menos de media
plaza (aproximadamente 7500 personas) en tarde entoldada y fría, se han lidiado
ocho toros de LOS ARANGUEZ (Jesús Riera) correctos de presentación, con el trapío
del toro con edad y justos kilos en la romana, en su conjunto descastados, que
pelearon con celo en los caballos, pero que se vinieron a menos en la muleta.
Destacaron por su nobleza y recorrido los lidiados en 4º y 8º lugar este último
premiado con el indulto, de nombre «Añejado» N° 434 kilos. De regalo se lidio
un toro de LOS RAMÍREZ (9º), correcto de presentación y destacada nobleza en la
muleta.
Pesos: 442, 468, 445, 438,
430, 450, 436, 434 y 450 kilos
RAFAEL
ORELLANA
(Azul turquesa y plaza con cabos blanco)
Oreja y Oreja
ARTURO
SALDÍVAR
(Nazareno y oro con cabos
blancos)
Silencio y pitos
ESAÚ
FERNÁNDEZ
(Negro y oro con cabos
blancos)
Silencio en ambos toros y
dos orejas en el de regalo
JONNATAN
GUILLÉN
(Celeste y oro)
Palmas y dos orejas y rabo
simbólicos
INCIDENCIAS: En las
banderillas destacaron Fabián Ramírez, Mauro David Pereira y Salvador Moreno. En
la brega nuevamente Fabián Ramírez, y en varas, William Hidalgo “El Llanerito”
y Gregorio Prieto. *** En el intermedio del festejo se cortó la coleta el
subalterno merideño Jorge Uzcátegui “Chirimoya” tras 30 años en la profesión.
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