LE ZARANDEÓ, HIZO CARNE Y LE ABRIÓ EL ESCROTO |
EL VITO
No duerme el ambiente en Ciudad de México. El oleaje
desatado por la promoción inédita del mano a mano de José Tomás y de Joselito
Adame sigue latente. La noche de anoche, la noche de la fecha del 70
aniversario de la Plaza fue corrida de muchos matices, y todos importantes.
La plaza registró una gran entrada, casi lleno, lo que
indica que la fiesta en México sigue intensamente viva.
Los toros
presentados con tres divisas, dos muy mexicanas, Manolo Martínez y La Estancia,
una tercera de La Joya, procedencia Domecq, mantuvieron alertas y despiertos y
atentos a los asistentes al inmenso embudo de Insurgentes en un espectáculo que
recordaremos como “Aquella noche de Castella”.
EL FRANCÉS REIVIDICA EN MÉXICO A SUS ANTEPASADOS GABACHOS |
El torero francés mantiene un romance con la plaza
grande. Desde su debut se ha convertido en un consentido de la afición, pero
anoche su gesto provocó la evolución en el afecto: un niño consentido se
transformó en la fría noche de luna en un enamorado atormentado. El segundo
toro le empitonó con agresividad y violencia por el bajo vientre, abriéndole el
escroto, provocándose derrame de sangre
escandaloso. La mano izquierda con fractura del meñique y faz de ecce homo por
la capa de sangre, angustia y dolor en lo que quedó convertida la cara. Fue
atendido en la enfermería, corriéndose el turno para salir en el sexto de La
Estancia. Un toro insípido e indefinido. Catella en los medios pidió el
sobrero: un torazo melocotón, calcetero, bociblanco, muy alto de agujas, bien
armado que se apropió del ruedo con fiereza y disposición de acabar con todo y
convertirse en el barbarazo de la noche. No sabía el torazo que en el redondel
sería sometido sin violencia y con arte, con las armas de un torero inspirado y
decidido. Un torero que sueña con cortar un rabo en la México. Sueño de muchos,
logro de pocos.
Ha sido la noche de Castella, convertido en héroe ante el
triunfo del toro heridor y en torero cumbre ante el astado agresivo, ofensivo y
pretendiente de superar la técnica y disposición de un gran torero que la Plaza
México, en la noche de su 70 Aniversario, ha convertido en figura el toreo.
Los mexicanos Garibay y Saldívar fueron acompañantes que
sin fracasar, fueron ante sus toros testimoniales de lo difícil que es lograr
el triunfo de apoteosis de la México, lo corroboraron ambos con sus tristes
salidas de la plaza, sin broncas ni ovaciones mientas Castella se elevó sobre
la arena en levitación de triunfo sobre
el pedestal de los capitalistas que le sacaron herido, adolorido, a hombros y
por la Puerta del Encierro.
FICHA DE LA CORRIDA
Plaza de toros Monumental de México
70 Aniversario. Buena entrada. Toros de Manuel
Martínez (1º, 2º y 3º) Complicados correosos. La Estancia, cuarto,
quinto y el sexto sobrero. Un sobrero de
La Joya (7º), encastado y emotivo.
Ignacio Garibay, ovación tras petición y
aplausos
Sebastián Castella, ovación al
pasar a la enfermería, palmas y dos orejas
Arturo
Saldívar, silencio y silencio tras
aviso
vjlopez7@gmail.com
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