jueves, 2 de julio de 2015

EL BARDO DE LA TAURINA CARTELAZO EN EL EMBUDO



 Hay que reconocer que la señora, futura setentona, la de los olanes de concreto y el ombligo de arena que asienta su longevidad en los rumbos de la Noche Buena y que es plaza que como mujer guapetona es caprichosa, mas cuando se le da gana se acomoda la vestimenta de gala y lanza a los cuatro vientos uno de los cartel inaugurales más rematados que se pueda exigir en cualquier fiestón y es que como dijera Don Francisco Rubiales que de ‘Malgesto’ no tenía ni la cara ¡Oiga usted!  ver a Diego Emilio, Antonio Mendoza, Carlos Casanueva con novillos de Villa Carmela, ¡esta suave!, esta es  la línea que hay que tirar a la hora de armar carteles en la plaza  grande,  porque hay que repetirlo una cosa es amalgamar una terna con toreros que tienen que aportar, triunfen o no,  porque esto de la toreada es muy circunstancial y otra cosa muy diferente es armar un cartel a base de novilleros que aunque una tarde puedan ‘equivocarse’ y hasta cortar una cola jamás de los jamases van a dejar  huella por la razón de que no tienen con que aportar absolutamente nada extraordinario y por eso desde  épocas  remotas vengo sosteniendo que cuando se contrate o se les brinde una oportunidad a los novilleros que no vienen respaldados con solidez taurina, esa que no tiene nada que ver ni con billetes, ni con recomendaciones, ni con ternos de ‘figuras’, ni con campo a granel, ni con un diplomado de academia taurina, ni con una sonrisita, ni con prensa pagada, o con redes sociales  superfluas, o con coba apantallante se les debe de advertir a los novilleros; que  si  no se entregan en cuerpo y alma, si no se juega la vida con dramatismo, si no sudan pasión, si carecen de enjundia, si se esconden bajo el pretexto del que el novillo no se prestó, se les deben de cerrar las puertas con candado para que sepan que en esta fiesta el maná no cae del cielo, porque por eso los novilleros que no son nadie (y  aclaro que hay otros que si lo son), salen disfrazados de pavorreales, con una displicencia como si tuvieran firmadas treinta novilladas por delante y por eso cuando los novillos no traen   las orejas a punto de que se les desprendan, pues al carajo con la entrega, con el morirse en la raya y si a eso le sumamos que carecen de técnica y que el torear solo lo medio entienden como tratar de pegar derechazos y naturales pre fabricados pues estamos jodidos, y aún más lo he dicho y ahora ante el inicio de este serial que aunque comienza como ya lo dije con los más halagadores vientos y que no va ser posible continúe con ese tenor por la razón de que actualmente no hay la suficiente materia novilleril y entonces se tendría que echar mano de novilleros desconocidos, trillados, adelantados, engañadores o pasivos.

Y bueno porque en lugar de que la empresa tenga que cumplir con el requisito de las doce novilladas en línea, no divide el compromiso en dos categorías la de los diez o doce novilleros  que son los que van a caminar y solamente con ellos da seis novilladas fuertes y si la cuerda aguanta se sigue y  las otras seis forzosas las da los jueves pa’ marcar una diferencia entre los toreros, esta idea  le alcanzaría a la empresa para librarla satisfactoriamente, ¿lo dudan? ahí les va una tesis el domingo por la sola ley de las probabilidades de sus antecedentes dos novilleros entre Diego Emilio, Antonio Mendoza o Carlos Casanueva, deberán de abrir la Puerta Grande; a ese par los repiten a los ocho días en mano a mano de triunfadores inaugurales y el que resulte airoso al tercer domingo lo programan con Leo Valadez y con otro más y del resultado con altas posibilidades  podría salir  otro mano a mano o cuando menos una repetición, con eso ya irían en una tercera parte de la temporada y con novilleros de interés, lo que ayudaría a que la gente le tomara gusto a la temporada.



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