viernes, 22 de mayo de 2015

ZABALA DE LA SERNA: Manzanares corta una oreja, pero no se compromete

Manzanares salva el compromiso sin comprometerse

  • El matador alicantino corta una discutida oreja del mejor toro de la corrida de El Pilar con el tapabocas de la espada y no se entiende con un encastado sobrero de Charro de Llen que completa el lote de la tarde; Padilla y Perera sin opciones 

Manzanares da un pase de pecho al segundo bis de la tarde
Manzanares da un pase de pecho al segundo bis de la tarde EFE

     
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En una época no tan lejana, toros con la despampanante presencia de 'Portillo' se aplaudían de salida. El trapío del toro de apertura de la corrida de El Pilar deslumbraba. Cuando se encampanó con toda su alzada a cuestas y aquella cara vieja y descomunal, el espectáculo de su lámina adquirió la belleza atávica de un ser mitológico. Ante los ojos del Rey emérito, la Infanta Elena y su hija Victoria Federica, 'Portillo' campó a sus anchas por todo el ruedo. Don Juan Carlos repetía como el viento de nuevo. La expresión de Juan José Padilla se había convertido en un poema de Poe. Entre el vendaval y el trapío, al torazo del Pilar le arreglaron el cuerpo en el caballo. La sangre hasta la pezuña. Dos puyazos a conciencia. Padilla trataba de domeñar el capote azotado para quitar por tafalleras. La larga se quedó en un desarme. Las banderillas, en tres pares de dentro afuera, al sesgo, el último por el pitón izquierdo y al violín. Al trascuerno, que decían los antiguos. Brindó el Ciclón de Jerez al viejo Rey y se encontró con 'Portillo' sin humillar, a pesar de la sangría, y con sus velas encendidas. En palabras de siempre, no lo vio por ningún lado.
José María Manzanares se ha querido jugar todo a una sola carta, una sola tarde, en San Isidro. Y, según transcurría la faena al encastado sobrero de Charro de Llen, la sensación que imperaba es que Manzanares no había venido a jugarse nada. Devuelto el toro de El Pilar con el pitón derecho quebrado en el caballo, tres lances enfibrados y volados y una media verónica prometieron cosas que nunca fueron. El toro se picó huido en el piquero que guarda puerta y derribó con estrépito en la contraquerencia. Y apretó con riñones en banderillas a la curtida cuadrilla manzanarista, que pasó sus fatiguitas. 
Manzanares cumplió protocolariamente con la Monarquía. El sobrero sujeto en el burladero del '4' se le arrancó por sorpresa a la puerta de toriles con un mugido de tren. De un muletazo se lo quitó de en medio fácil. Y al regreso del toro José María se dobló por bajo en un comienzo de faena singular, por tratarse de un torero que carece de principios de faena. 
El único compromiso de JMM en San Isidro se presentó huérfano de compromiso alguno. Molestaba el viento, sí. Como a todos. Pero más parecía incordiar al matador la embestida de raza de la buena del cinqueño de Charro. Las series no pasaban nunca la frontera de los tres derechazos y el de pecho; y el trazo de los tres viajaba por las afueras. Las exigentes voces se oían cargadas de razones aun a destiempo. El toro colocó la cara mejor aún por el izquierdo. Otra triada sin alcanzar nunca el cuarto, cuando Manzanares ya camina hacia el rabo por la tabla del cuello. La misma y escasa fe con la espada. Un pinchazo periférico y un bajonazo abandonando la suerte. 
La suerte no le acompañó a Miguel Ángel Perera con el largo tercero, largo como toda la corrida de Moisés Fraile. Pero con una fragilidad de manos y de poder proporcional a su anatomía apenas castigada en el peto. Su cansino trote se hacía incluso peligroso por su impotencia por el derecho. Por ello, Perera le había presentado la faena desde el minuto uno sobre la izquierda. El toro tenía por esa mano notable condición. Mas no podía. En lo que pudo, MAP le vacío varios naturales muy por abajo. Un susto en una arrancada imprevista había quedado en un susto. La insistencia final acarreó otros innecesarios por el peor lado. La espada se le cayó de la cruz a los blandos. 
Pasado el trago de Padilla con un enorme cuarto de 600 kilos que se metió por dentro en los capotes, provocó varios desarmes, convenció al Ciclón para no agarrar los palos y finalmente se paró. 
Las hechuras de 'Miralto' ya apuntaban y no fallaron. Un toro de armonía fantástica que hacía honor al dicho de que no hay quinto malo, cuando el quinto se elegía a dedo. Embistió por derecho. A Curro Javier le computó más el primer par que el siguiente, forzado y valiente, para desmonterarse. La faena de José María Manzanares, tras una colada inicial cuando prologaba por alto en el sol, respondió a todos sus parámetros de estética vacía, tandas cortitas, el empaque henchido, embroque nulo y el toreo hacia arriba. Incendió la polémica en los tendidos. Por su colocación de extrarradio, por sus toques, por... En fin, que el tapabocas de la espada volvió a funcionar sin que tape nada. Una oreja esteril como fruta de pasión y discusión. La polémica sobre la verdad y la mentira, el compromiso sin comprometerse. ¿Salvado? 
El volumen enorme del sexto portaba una bondad boyancona que Miguel Ángel Perera recibió con prestancia a la verónica. No decía absolutamente nada en la muleta del poderoso extremeño, que veía salir las embestidas intensas y desentendidas con desesperación. Queda el cartucho de la Beneficencia. Tres toros y El Juli como rival para revalidar título.

FICHA DEL FESTEJO

Monumental de las Ventas. Viernes, 22 de mayo de 2015. Decimoquinta de feria. Lleno de "no hay billetes". Toros de El Pilar, todos cinqueños, muy serios en sus diferentes y largas hechuras; un alto y muy sangrado 1º no humillaba; bueno por las dos manos el armónico 5º; blando y sin poder el 3º; el enorme 4º se paró; boyancón y desentendido el gigantón 6º; y un sobrero de Charro de Llen (2º bis), también cinqueño, encastado y noble, especialmente por el izquierdo. Juan José Padilla, de verde y oro. Dos pinchazos hondos, estocada desprendida y tres descabellos. Aviso (algunos pitos). En el cuarto, estocada honda atravesada (silencio). José María Manzanares, de negro y azabache. Pinchazo y bajonazo. Aviso (silencio). En el quinto, estocada algo tendida (oreja). Miguel Ángel Perera, de azul añil y oro. Estocada caída (silencio). En el sexto, estocada caída y cuatro descabellos. Aviso (silencio).

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