viernes, 30 de enero de 2015

R.D.VILLAFRAZ. Todos a hombros en San Cristóbal ante nobles toros de Juan Pedro Domecq

La terna de espadas actuantes a hombros, aprovechando la nobleza y bondades de los toros “artistas” del mítico ganadero, destacando un bravo toro que cerró festejo, que fue indultado con meritos. *** Un lleno literal en los tendidos, en tarde entretenida de principio a fin.

DANIEL LUQUE


RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz

Tarde histórica. De las que hacen y siembran afición. Así se puede resumir el balance artístico de la corrida de toros ayer en el marco de la Feria de San Sebastián. Una terna de toreros solvente, ambiciosa al triunfo, además de certera en el manejo de la espada –cinco estocadas en cinco toros, al ser indultado el que cierraplaza- dejan ver el nivel evidencia por quienes se pasaron los pitones por el fajín.
Tímido recibo con el percal del galo Sebastián Castella frente al que hizo primero de su lote. La minúscula sangría en varas fue mera anécdota a un ejemplar que iba en el tránsito de esta lidia con el hocico abierto, síntoma de fuerzas limitadas. Suaves fueron los primeros compases con la muleta, aprovechando la nobleza y fijeza en la templada y parca muleta del impertérrito y gélido coleta de Beziers. Con todo esto era sabido que Castella iba a sacar provecho las virtudes del terciado en cuanto a presencia «Caribello», pasándolo ajustado a su cintura en tandas cortas, intensas, en especial por la derecha tras breve recital por la zocata. El volapié en todo lo alto, para el corte de las dos orejas.
Con la parsimonia que caracteriza este seco torero prologó labor ante el cuarto, clavado los talones en la arena, pasando por alto los primeros viajes del astado. En terrenos del toro, Castella encimista hilvanaría series por ambos pitones, por momentos atosigando las flojas pero nobilísimas arrancadas del ejemplar. Nuevamente el volapié ligeramente caído, fulminante, para el corte de una oreja.
Un torero de alta filigrana en el capote como es el debutante sevillano en esta plaza, Daniel Luque, sorprendía que todo lo contraria luciera con el percal, ante las abantas embestidas de salida de «Revoltoso». Por cierto, Luque entraba por la vía de la sustitución al mentado Manzanares al que muchos recordamos ayer. El minipuyazo cuidando las fuerzas del animal, mero trámite de la lidia, para con la muleta irse haciendo con las nobles embestidas del ejemplar, luciéndose en los medios del ruedo, imantando el recorrido del juanpedro a los vuelos del trapo rojo, enroscándoselo a media altura en circulares invertidos, de gran calado en los abarrotados tendidos que lucieron ayer la Plaza de Toros Monumental tachirense. Faena intensa y compacta que fue rematada con otro volapié, ligeramente trasero y caído, suficientes para enviar a las mulillas al burel, para la concesión de las dos orejas –un tanto generosa la segunda- como así mismo la vuelta al ruedo al astado, de polémica tanta elocuencia.
Rodillas en tierra saludo por verónicas Luque el que hizo quinto de la función, el cual no se salió del monologo del monopuyazo como norma de la corrida. Aliviándole por alto, el torero de Gerena hizo las veces de enfermero, ante la embestida paulatinamente cansina y a menos. A pesar del esfuerzo, se justificó el torero, para pasaportarlo de espadazo en todo lo alto, para ser silenciado.
El alternativante diestro carabobeño César Valencia, por fin tomaría su doctorado, la misma que había anunciado en noviembre pasado en la Feria de Valencia. Lo hizo con «Sorbedor» N° 88 de 505 kilos, del hierro de Juan Pedro Domecq, lanceándolo con soltura por ambos pitones. Le midieron el castigo, y tras cumplido el trámite de banderillas, la ceremonia del doctorado con Castella y Luque en funciones de padrino y testigo dieron pie a su labor muleteril, de intermitencias ante un toro de cambiante comportamiento con la pañosa. No entró en conjeturas el menudo torero de la dinastía Valencia, para cincelar su labor de espadazo en buen sitio, en corto y por derecho, tirándolo sin puntilla, saludando tímidas palmas desde el tercio.
A porta gayola recibió el que cerró plaza, para luego por farol de rodilla, a punto de llevárselo por delante. El único que peleó con franqueza ante el caballo, en castigo recetado por el veterano Guillermo Guimerá. Más pausado, ante un toro de mejor condición, se desgranó Valencia, en especial en tandas por la diestra de enorme merito, dejando ver su evidente rodaje aprovechando la nobleza y tranco emocionante del mejor toro del envió de Juan Pedro en su debut por estas tierras venezolanas. Toro importante de nombre «Gestor» N° 198 de 448 kilos, que ha puesto en examen que Valencia ha llegado al grado mayor en tauromaquia con solvencia y la lección aprendida de cara a su andar como matador de toros. Al final el toro sería indultado, que ojalá y su gran juego sirva para la camada brava venezolana, que tanta hace falta dado el esfuerzo que se ha hecho en traerlo. Las dos orejas simbólicas para Valencia y su posterior salida a hombros con sus compañeros resumía una gran tarde de toros. 

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FICHA DEL FESTEJO

Plaza de Toros Monumental “César Girón” de San Cristóbal. Viernes 30 de enero. Toros de Juan Pedro Domecq, en su conjunto justos y terciados de presentación, de juego dispar, con el común denominador de sus limitadas fuerzas, destacando la nobleza del 2º, premiado con vuelta al ruedo y excepcional el 6º, indultado. Pesos: 505, 442, 440, 465, 450 y 448 kilos.
Sebastián Castella, dos orejas y oreja. Daniel Luque, dos orejas y silencio. César Valencia, saludos desde el tercio y dos orejas simbólicas.

Valencia tomó la alternativa vestido de nazareno y oro, ante «Sorbedor» N° 88 de 505 kilos.


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