sábado, 6 de noviembre de 2010

“Mientras yo sea presidente, no habrá una corrida en México…”







EL VITO

Con esta solemne majadería el general Venustiano Carranza, héroe de la revolución Mexicana, condenó a muerte las Corridas de Toros el 11 de julio de 1818. Dejó de ser presidente, a quien distinguieron como “El varón de Cuatrociénegas” … y crecieron las corridas de toros en México y América.
Carranza murió, como nos ocurrirá a todos, como también aquellos que se creen eternos. Apenas se le recuerda en momentos como este que vive Venezuela ahora, gracias a la imbecilidad y estupidez de un régimen autocrático que piensa perpetuarse, vistiéndose de adulancia y embistiendo contra los orígenes de la nacionalidad. No entiende, su chip militarista le impide comprender, que nación es mestizaje.
Carranza no sabía, cuando creía estar en la gloria, en el momento que imaginaba tener todos los poderes en un puño, que dos generaciones más tarde le recordarían por la grandeza de uno de sus sobrino nietos, maestro del toreo, Manolo Martínez, que contravino todo lo que pensó el presidente que pensó que la historia le perpetuaría por sus aboliciones y controles y que sólo le recuerda por su imbecilidad.
Podrán bajarle la Santamaría a las plazas de toros, tienen el poder y la fuerza bruta, no la razón, pero no acabarán con la Fiesta de los Toros en Venezuela y en el mundo.
Hoy el Círculo de Bellas Artes ha tomado la palabra en Europa para decretar “patrimonio de la humanidad la fiesta más nacional de los iberoamericanos”. Son sus raíces republicanas, muy bolivarianas como hemos demostrado en dos amplios reportajes del Bolívar joven, del Libertador triunfador y del Simón Bolívar americano.
Dan náuseas escuchar a Tascón, por ejemplo, adjetivizar contra la Fiesta de los Toros. Un hombre que elaboró la más ignominiosa lista jamás elaborada en la historia de Venezuela, sólo comparable con las listas de los campos de concentración de la Alemania Nazi, una intención fascista que fue mucho más allá de las listas de Nereo Pacheco en La Rotunda, o de las que elaborara la Seguridad Nacional durante el anterior régimen militar, una llaga histórica que también llegó a pensar que se eternizaría.
Así que dejemos que pase el temporal. Vendrán más nubes negras, También más días aciagos, pero ha de amanecer y Venezuela volverá a ver el sol radiante que los Libertadores forjaron para ella.
Carranza se topó con Juan Silveti, El tigre de Guanajuato, una barrera ante su estupidez presidencial. Impotente Carranza de oponer argumentos inteligentes a los alegatos de Silveti, se paró enfurecido –tampoco era capaz de dialogar o debatir, como todo autócrata – y le gritó al fundador de la dinastía “¡Retírese, mientras yo sea presidente no habrá corrida de toros en México!”. Juan sin Miedo se retiró, Carranza dejó de ser presidente y los hijos y nietos de El Meco, Juan, David y Alejandro han llenado de gloria y de dignidad México, honrando la Fiesta de los Toros.

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